1. Patricia cuenta su historia


    Fecha: 09/09/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: claudiob, Fuente: CuentoRelatos

    Antes de contarles como me transformé en la maestra sexual de mi familia, les diré que no es necesario ser una diosa infernal para lograr coger.
    
    En mi caso particular, soy una chica más, una chica del montón.
    
    Mi nombre es Patricia, tengo 19 años y a pesar de mi corta edad ya logré que mi pequeña familia se descontracturase, en lo que a coger se refiere.
    
    Esto no es obra de que ellos sean unos pervertidos o yo una puta sino de deseo, deseo que muchas veces se sepulta bajo el manto de que es prohibido, que está mal, que es tabú.
    
    Es cierto que yo comencé mis lides sexuales a los 18 años, tal vez vieja para algunos, tal vez joven para otros, no lo sé, solo sé que a esa edad tuve realmente deseos de estar con un hombre.
    
    Si bien ya en mi pre adolescencia me desarrollé mucho físicamente, esto no llevó que mi deseo sexual se desarrollase de la misma manera.
    
    Sí, me masturbaba pero no mucho más que mis compañeras cuyos cuerpos no se inflaron tanto como el mío, aunque a decir verdad solo creció de la cintura hasta el cuello, pues si bien a los 18 años ya tenía que utilizar corpiños talle 100 mis medidas eran 100 – 59 – 82, es decir tenía mucho busto pero nada de culo.
    
    Soy petisa 1,54 de estatura, morochita, de pelo negro y ojos marrones. Solo sobresalgo por mis tetas.
    
    Como ven no soy gran cosa, pero…
    
    A los 18 años me enamoré de un chico 2 años mayor que yo, amigo de mi hermano.
    
    Él, si bien babeaba viéndome las tetas, tenía una novia de su edad y no me ...
    ... daba más bolilla que la que se le da a la hermana de un amigo.
    
    Yo sabiendo que él estaba embobado con mis tetas, las hacia sobresalir más, trataba que estuviesen siempre frente a sus ojos, pero él no avanzaba más.
    
    Un día vino a buscar a mi hermano y como él no estaba, estaba solo yo en casa, pues mis padres estaban trabajando y mi hermano se había ido a estudiar a casa de otro amigo, se iba a ir, pero lo convencí de que tomáramos uno mates, por lo que preparé todo y nos fuimos al patio trasero de mi casa.
    
    Yo, a propósito, me senté frente a él, pues de esa forma podría mostrarle mucho mejor mis pechos.
    
    Después de los primeros mates noté que sus ojos no solo se dirigían a mis tetas, sino que lo hacían también a mi entrepierna. Ahí me di cuenta que lo que él intentaba hacer era verme los calzones pues mi vestido, si bien no era muy corto se había subido lo suficiente como para que, tal vez, se me pudiese ver algo, aunque en realidad nada se me veía.
    
    Sabiendo lo que intentaba, sutilmente, comencé a abrir mis piernas como para que pudiese ver algo.
    
    Entre la apertura de mis piernas y el movimiento de mi culo, tratando de acomodar algo que estaba perfectamente acomodado, se me comenzó a ver algo de mi bombacha, supuse, pues sus ojos ya era más el tiempo que pasaban en mis piernas, entrepiernas estaría mejor decir, que en mis pechos.
    
    Él se la pasaba hablando de su novia, y yo para que ella dejase de estar en su cabeza, trataba de llevar la conversación hacia otros ...
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