1. Patricia cuenta su historia


    Fecha: 09/09/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: claudiob, Fuente: CuentoRelatos

    ... cuenta.
    
    —Ya lo sé. Vi cómo me mirabas la bombacha y me calenté más de lo que estaba.
    
    —¿Estabas caliente?
    
    —Sí, ¿Por qué te crees que te mostré la bombacha?
    
    —¿Para que yo me caliente?
    
    —Sí, quiero darte todo de mí.
    
    —¿Querés coger?
    
    —Si así se llama, el que me desvirgues, el que me hagas tu hembra, el desear tener tu pija dentro mío, Sí.
    
    Al escuchar esto se paró, y su bulto quedó a la altura de mis ojos, tuve deseos de verlo, pero él me tomó de los hombros y me hizo parar y me dio un beso. Eso ya lo había hecho por lo que no me quedé quieta y se lo respondí haciendo que nuestra lenguas se enroscasen, que la mía recorriese toda su boca y luego de un instante interminable que separasen mis labios de los suyos y le mordiese suavemente su labio inferior, para luego de mirarlo a los ojos volver a unir mi boca con la suya en otro cruce de lenguas.
    
    Me pareció que habíamos pasado horas besándonos de esta forma cuando sentí sus manos acariciarme el orto. Sentir su piel sobre mi piel hizo que me mojase y me apretase más a él.
    
    Debió sentir que estaba caliente, pues sus manos pararon de mi culo a acariciarme la cintura, por debajo de la remera, para ir subiendo por mi columna hasta llegar a donde está unido mi corpiño y luego de desabrocharlo pasar sus manos para adelante y tocar mis tetas.
    
    Dejó de sobármelas con la mano izquierda y la utilizó para subirme la remera, quedándome esta enroscada en mi cuello, dejándole una vista de mis grandes tetas, tetas ...
    ... que comenzó a besar, a chupar, a gozar.
    
    Aunque si él estaba gozando yo lo estaba más y lo estaría más cuando tuviese dentro de mí, su verga, verga que sentía a través de su ropa.
    
    Unió mis tetas con sus manos y llevó su boca a que comiese mis pezones, pezones que sentía que estaban duros como roca, duros como me imaginaba que estaría su verga, por lo que sin medir las consecuencias aunque sabía lo que vendría, la comencé a acariciar por sobre su pantalón, para unos instantes después, desabrochándole el mismo y bajándoselo, junto con el calzoncillo, hacerlo directamente, sintiendo su tibieza en mi mano.
    
    Me imaginé que ahí me la ensartaría, ¡Pero no!, hizo fuerza con sus manos sobre mis hombros hasta que quede hincada frente a él.
    
    Tenía su verga frente a mí.
    
    Fue la primera poronga que vi y Eduardo, el dueño de aquel mástil que apuntaba hacia el cielo y que me pareció colosal, tanto en largo como en grueso, aunque después de haber conocido otros sé que era normal, un tamaño estándar que se dice, comenzó a golpearme con él la cara. Supe, por las películas que tenía escondidas mi hermano, que quería que se la chupe, ¡Pero yo no sabía hacerlo! Creo que se dio cuenta de mi turbación porque me dijo: “Solo abrí la boca y escondé los dientes. Que solo tus labios rocen mi pija”.
    
    Eso hice cuando vi como la tomaba con su mano derecha y la apuntaba a mi boca.
    
    Como una niña golosa, chupa un helado, así comencé a chupar su pija cuando esta comenzó a entrar y salir de mi ...