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La Feria
Fecha: 12/09/2018, Categorías: Control mental, Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... seguro de querer oír la respuesta. -No lo sé, tal vez. – Fue la primera vez que Carlos dudó de que su hermana estuviera realmente en trance. Tal vez estuviera fingiendo, así que decidió indagar. - ¿Y por qué nunca haces toples delante de mí? – Ahora sí quería oír la respuesta. - No lo sé, creo que me daría mucha vergüenza. – Tampoco entonces fue capaz de ver en ella ninguna emoción. -A partir de ahora harás toples siempre que estés conmigo y no te importará que tus amigas lo hagan también. Tampoco tendrás ningún problema con que las miré ni te dará vergüenza que te mire a ti. – Carlos pensó que sonaba como un auténtico experto mientras le daba instrucciones a su propia hermana. Aunque aun seguía sin estar convencido de si ella estaba fingiendo o había entrado en un trance real. -Sí, lo he entendido. Ya no me importa hacer toples. – Si Cristina estaba fingiendo, realmente lo hacía muy bien. Y, en caso de ser así, Carlos no estaba seguro de hasta dónde estaría dispuesta a llevar ese juego. -Ahora despertaras y no recordaras nuestra conversación, aunque sí seguirás las instrucciones que te he dado. – Carlos contó hasta tres, dispuesto a ver hacía dónde le conducía la situación. En cualquier caso, saldría ganando. No pasaron muchos días antes de que Carlos volviera a coincidir con su hermana en la playa. No puede decirse que se la encontrara por casualidad, pero se lo hizo venir para que lo pareciera. Nadie sospechó. Cuando llegó encontró a su hermana ...
... haciendo toples, como tantas otras veces, sólo que esta vez no se cubrió y pareció no sorprenderse al verle llegar. Sus amigas, siguiendo su ejemplo, también permanecieron con las tetas al aire. Así que Carlos estuvo deleitándose con sus curvas tratando de ser discreto al mirarlas, en especial con su hermana. Así transcurrieron los días. Cristina se mostraba tan desinhibida cuando su hermano estaba con ellas que alguna de sus amigas llegó a preguntarle el por qué de su cambio de actitud. Ella se limitó a responder con normalidad, ignorando el auténtico motivo de aquellos cambios. -¡Ya es mayorcito! No pasa nada. No creo que se asuste por ver un parde tetas. – Parecía segura en su respuesta y Carlos, al oírlo, empezó a convencerse de que su hermana no estaba fingiendo. Aunque decidió dejar las cosas como estaban. El verano transcurrió sin más incidentes, aunque fue uno de los mejores veranos que Carlos podía recordar. Terminó siendo uno más del grupo su hermana, con lo que estaba siempre rodeado por aquellas ninfas. Y hasta tuvo sexo con una de ellas, Bea. Con quién, ese mismo verano, perdió su virginidad. No volvió a pensar en aquel anuncio de la hipnosis hasta bien entrado el curso siguiente. Ya se acercaba el invierno y el metro de la ciudad estaba abarrotado. Hacía meses que habían terminado las vacaciones. Su hermana le acompañaba en autobus al instituto, como muchas mañanas, ya que estaba de camino a la universidad en la que había empezado a estudiar. Con los ...