LA MAMA TIENE EXPERIENCIA - Relatos Eróticos

LA MAMA TIENE EXPERIENCIA

... ¿Qué tiene que ver?
-¿Te gustaría jugar conmigo?
-¿A qué?
-Nos hacemos caricias…, a darnos besitos…
-¿Si, así? ¿Sería así? ¿Vos me harías caricias? 
-Si, claro. Me gustaría…, como tu papá le hace a tu mamá, ¿no? Bueno, primero te hago yo. ¿Te parece? 
-Bueno, dale.”
	Carlos me subió sobre la mesita ratona. Se agachó y me acarició las piernas. Empezó desde los tobillos. Me acariaba y besaba las dos piernas. Me hacía estremecer. ¡Me gustaba!
Iba subiendo…, más arriba… ¡más arriba! Me levantó la pollerita.
“-Tenela arriba, asi te acaricio bien.”
Siguió besando y acariciando los muslos…, los dos. ¡Qué lindo! Me estremecía de gusto. ¡Muy lindo!
“-Abrí bien las piernitas, así te beso más arriba.”
Yo las abrí todo lo posible. Carlos quiso meter su cabeza entre mis piernas, pero no podía abrir más porque me caía.
Carlos me alsó y me sentó en el respaldo del sofá. Allí me abrió bien las piernas, teniendome por la cintura… ¡y metió la cabeza!
“-Correte la bombachita, tesoro…
-¿Cómo me la corro?
-Para el costado, para que te pueda besar.”
Me la corrí, y Carlos metió la lengua. ¡Ay! ¡Casi me muero! Me di cuenta que estaba toda mojada. ¡Metió la lengua dentro mío! La sentía… ¡qué locura! ¡Jamás imeginé que “eso” se haría así!
“-¡Ay! ¡Ay Carli! ¡Ay! ¡Me hago pis!
-¡No importa! ¡Dale, hacé!”
Y me chupó toda, y yo no paraba de mojarme, y Carlos chupaba, chupaba, y chupaba. Y a mí me daba cada vez más ganas de que siguiera chupando. ¡Una locura! Me bajó. Tenía la cara ...

... toda mojada, y se pasaba la lengua por los labios.
“-¡Qué rica que sos! ¡Qué rica! ¡Nada tan rico!
Me bajó y me dió vuelta. 
-Apoyate en el respaldo.”
Me apoyó en el respaldo. Carlos me bajó la bombacha… ¡y me la sacó! Me abrió los cachetes de la cola, y sentí que pasaba su lengua por mi agujerito. ¡Riquísimo! ¡Ay! ¡Volví a mojarme! ¡A hacerme pis!
“-¡Ay Carli! ¡Mojamos todo! 
-Después secamos.
¡Como me besaba la cola! ¡Qué lindo! ¡Qué lindo sentir la lengua en el agujerito!
-Bueno tesoro. Ahora me acariciás y besás vos. ¿Querés?
-¡Si si si! ¡Quiero!”

Yo pensé que le besaría la cara, los brazos, las piernas. Como él estaba con un pantaloncito, podía besarlo como me hizo. Pero Carlos se bajó el pantaloncito… ¡Dios! Saltó su cosota dura, ¡durísima! ¡Y toda mojada! En ese momento no lo pensé, pero luego, tiempo después, me di cuenta que él había venido sin calzoncillo, para que fuera más fácil que quedara a la vista. ¡Vino preparado para hacerme lo que me hizo!
-¿Qué hizo?- Yo sabía, lo imaginaba, lo que “hizo”, pero quería que me lo contara la “nena”…

“Carlos se sentó en el sofá, me hizo arrodillar entre sus piernas, y me dijo que se “la” besara. Tenía el pito todo mojado. ¡Yo no sabia por qué! Me arrimó la cabeza a su pito y lo puso contra mis labios. Era un gusto raro, pero no feo.
“-Besámelo… - Le di muchos besitos en la cabezota, brillosa, húmeda y colorada. Me tomó una mano e hizo que le corriera la piel sobre la cabeza hacía atrás para que quedara al aire. ...