1. Confundiéndolo


    Fecha: 15/09/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: milfmature, Fuente: CuentoRelatos

    ... suficiente tiempo. No insistió mucho, supongo que quería aprovechar mi ausencia para irse tranquilamente con su amante.
    
    Llegó el día del viaje. Esa noche no dormí bien, pues repasaba una y otra vez mi plan, para ejecutarlo como lo había planeado y no descuidar ningún detalle.
    
    Le pedí que me fuera a dejar al aeropuerto, que no quería irme sola en Uber. Ese día amaneció radiante, como yo lo esperaba. Me metí a la ducha y me afeité el pubis al bañarme, salí de ducharme y me desnudé de manera deliberada frente a él; me miró en conjunto y detuvo su mirada en esa parte de mi cuerpo, le llamó la atención mi pubis afeitado, no dejó de mirarlo pero no me preguntó nada. Desnuda me puse crema y perfume, luego, como excepción, una tanga espectacular que me había comprado y que él no me había visto.
    
    Luego me puse un vestido blanco, que estrené ese día y lo escogí cuidadosamente para mi plan, ceñido en la parte superior y un poco suelto hacia abajo, corto, cinco dedos arriba de las rodillas, llegué a dudar en comprármelo pues para una mujer de mi edad estaba muy corto, no me puse brassier y por supuesto me puse unos tacones altos, de cinco centímetros, por lo que llegaba casi al 1. 80. Mi marido mide 1.85. Me recogí el cabello y procedí a maquillarme.
    
    Sentía su mirada, mientras él se vestía con un pants para irme a dejar ese sábado. No dejaba de mirarme, luego se acercó a mí por atrás y me abrazó, sentí su miembro en mis nalgas, moví un poco mis caderas y sentí como crecía ...
    ... su miembro, me gustó esa sensación y en unos instantes tenía esa cosa restregando mis nalgas, dura y grande, pues mi marido está muy bien dotado. Lo sentí excitado, me besó el cuello y me dijo que olía muy rico, que le parecía excitante mi pubis sin bellos.
    
    Me llevó a la orilla de la cama, me dejé llevar, después me pidió que subiera mis rodillas en la orilla de la cama (ya sabía lo que quería), lo hice, me hice hacía adelante y recargué las palmas de mis manos en la cama, en cuatro, como dicen, como tantas veces me ha puesto así en más de 24 años de casados; entonces subió mi vestido y sentí sus ojos contemplándome en esa posición, yo me incliné más hacia adelante para que se agrandarán mis caderas y se excitara más. Luego acerco su bulto a mis nalgas y me lo restregó. Sentí sus dedos y sin ningún trabajo, hizo a un lado la tanga y empezó a acariciarme, para luego intentar deslizar su dedo en mi vagina, pero le dije que estaba reseca.
    
    Fue al cajón y buscó el gel que usamos cuando tenemos relaciones (aquí hago un paréntesis para decir que estoy casi en la menopausia y que estar reseca es común en las mujeres de mi edad) pero yo dejé de estar en esa posición, me bajé el vestido y le dije que no había tiempo, que ya se me hacía tarde, que tenía que llegar con anticipación al aeropuerto. El accedió, pero molesto, me dijo que estaba muy excitado por cómo me veía y que lo había dejado a punto.
    
    Le pedí la caja del gel, la tomé en una de mis manos y nos bajamos al comedor. ...
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