1. Carmen descubre al culpable del chocho desflorado de mis hermanas


    Fecha: 16/09/2018, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    ... o al menos una que si la hacia sentir sensaciones que la elevaban al éxtasis. Nuestro polvo era exageradamente rico, su vagina era exageradamente rica. Mi verga le entraba toda, la gozaba toda, su interior era un horno cayendo sobre mi. Carmen gemía, yo gemía. Sin importarnos lo que a nuestro alrededor pasaba, Beatriz masturbándose había pasado a segundo plano, nuestras mentes solo tenían espacio para gozar nuestro placer. Yo quería acabar, Carmen quería acabar. Cambiamos de posición sin decir nada, Carmen debajo de mí recibiendo mis 17 centímetros en su regordete chocho, fuertemente abrazada a mi. Gimiendo, respirando como si le faltará el aire, su vagina en una ráfaga de espasmos, reseca por momentos, luego húmeda, apretándome el pito como si me ordenará, yo sé la metía en sendas embestidas sintiendo como llegaba hasta el fondo. Terminamos, ella se derramó literalmente en charcos de líquido que me hizo sentir cosquillas en el pene. Iba acabar adentro, pero en el último instante se la saque y de rodillas entre sus piernas me masturbe sobre su cuerpo. Beatriz no dejaba de darse dedo y Lily mamándole el pito a mi hermano. El semen saliéndole de su chocho, obvio que había terminado adentro suyo. Sendos chorros de semen fueron a parar sobre Carmen, sobre su chocho, su panza y hasta sobre sus nacientes pechos. En un arranque de éxtasis, Beatriz se acercó a recibir mi última leche. Me la mano mientras se daba los últimos restregones en su chocho y acabar ...
    ... entre movimientos de contorsionista. Se doblo de tal forma que su espalda se curvo a punto de quebrarse. Todos habíamos terminado, desnudos aún escuchamos cuando Doña Adelaida llamaba a su hija creyéndola abajo bañándose en el remanso del arroyo. - Carmen – grito un par de veces. La llamaba como si su instinto de madre presintiera que allá abajo algo pasaba, aunque no era abajo, no era en remanso del río. Era a menos de 50 metros de donde estaba, solo que oculto a sus ojos. Salimos ya vestidos, los cinco como nos había visto ir. Salimos por la otra entrada y vereda abajo fuimos a su encuentro. Mamá y Doña Adelaida habían terminado de lavar, nos vieron llegar - Carmen ¿Dónde andabas? Te estaba buscando para que me ayudes a llevar la ropa. - Le dije – hablo mamá. Estos chamacos no paran de andar de aquí para allá. Doña Adelaida por un momento parecía no entender, para ella debíamos estar abajo. - Es que fuimos hasta bien abajo y nos salía más fácil regresar por este lado – dije muy seguro. Escuchar a alguien mayor, al de 17 quizá la convenció o quizá no. Pero no dijo más, Carmen le ayudo a cargar la ropa, fue entonces que mamá se acercó a nuestra vecina y como si le quitará algo del cabello le limpio aquella gota de semen con sus dedos. - Ayúdenme a cargar la ropa – dijo como si con ello quisiera dar por finalizado todo lo que hubiera sucedido. Cómplice me miró, pude saber por el brillo en sus ojos que sabía que me había cogido a Carmen. Seguiré contando …. 
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