Un Amor repentino: Me compró y me enamoré de él en prisión
Fecha: 30/07/2017,
Categorías:
Transexuales
Autor: aritacariñosa, Fuente: SexoSinTabues
... Era una bebida alcohólica, nada más. Que por cierto están prohibidas en prisión. Mientras bebíamos, comenzó a charlarme de él, como todo hombre egocéntrico. Al principio no le prestaba atención, pero de alguna manera me puse a escucharlo. Ya me estaba relajando poco a poco. Tal vez por su tono de voz, o de la forma de hablar, o incluso su energía. Me empecé a sentir muy atraída a él. A medida que platicábamos, se lanzó en acariciar mi pelo, mi rostro, y mis brazos. Cada vez que sus dedos rozaban mi codo, todo mi cuerpo se estremecía en un rico cosquilleo que me recorría desde mis pies a mi cabeza. Un suave hormigueo que me provocaba tenues suspiros. Ya estaba contaminada de su esencia varonil. Mis ojos se endulzaron al ver cómo me trataba. Con delicadeza y suavidad. Como a una mujer. El continuaba hablándome y acariciándome. Sus dedos ya se deslizaban sobre los pómulos y mejillas de mi rostro. Me sentía muy mimada y considerada. A la vez, arrimó lentamente su boca junto a la mía, para posar sus labios plenamente allí. Fue el primer beso de amor que recibí de un hombre en mi vida. Mi mente se elevó hasta el cielo. Mi corazoncito latía aceleradamente con pulsaciones descontroladas. Cuando su lengua invadió dentro de mi boca, tuve la sensación más exquisita que jamás conocí. A la vez, sus manos se apropiaron de mi cintura. Yo también lo comencé a abrazar. Él continuaba besándome estrepitosamente, sin ningún aborrecimiento. La temperatura de mi cuerpo se incrementaba ...
... paulatinamente. Él se detuvo con sus besos. Se paró, tomó de mi mano, me levantó frente a él, para volverme a besar. Mientras nos besábamos fervientemente, desprendió los breteles de mi vestido para quitarlo de mi cuerpo y dejarlo caer a piso. Quedé desnuda, únicamente con mi colaless puesta. Me dijo: "Sos divina. Te voy a comer toda". Se destinó a besar todo mi cuello, hasta dirigir su boca sobre mis tetas. Me las comía como un hambriento animal. Con una incontrolable desesperación. Mi cuerpo se llenó de continuos escalofríos. Yo jadeaba y jadeaba con mucho vigor. No aguantaba más de tanta excitación. Quería que me la metiera. Le pregunté con una voz muy suave: "¿Me vas a coger?". Él me contestó: "Todavía no. Quiero algo antes". Se quitó su remera y se desprendió el botón de sus bermudas para bajárselas hasta sus pies. No tenía puesto sus calzoncillos. ¡Inmensa pija colgaba entre sus piernas! Me excité aún más. Mi carita se transformó por completo. Se me torcieron mis labios hacia fuera de lo caliente que estaba. Llevé mi mano derecha a ese garrote, que lo comencé a masturbar sin ninguna misericordia. Él tomó mi rostro con sus manos, para darme otro apasionado y caliente beso en mi boca. Su pene se iba agrandado lentamente mientras se lo masturbaba. Cuando dejó de besarme, me agaché flexionando mis piernas a fin de saborear ese hermoso trozo parado. Primero desplacé su cuerito hacia atrás para pasar mi lengua por toda su glande. A la vez, mi mano derecha acariciaba toda la longitud de ...