Un Amor repentino: Me compró y me enamoré de él en prisión
Fecha: 30/07/2017,
Categorías:
Transexuales
Autor: aritacariñosa, Fuente: SexoSinTabues
Me identifico: mi nombre es Ariadna, una mujer integra de transgénero. Tengo 29 años. Nací en un poblado partido del gran Buenos Aires. Tengo un muy lindo cuerpo. Soy alta (1,75), delgada (106- 62- 93), con unos enormes ojos marrones claros, un largo pelo ondulado oscuro y una carita de ángel. Quizás, si les gusta mi relato, publicaré una foto para que me vean. Siempre tuve una vida muy dura y reñida. Cuando tenía 14 años, falleció mi viejo. Inmediatamente mi vieja se metió con un reverendo hijo de puta. Un tipo de otra provincia. Mi mamá conoció al miserable en un edificio donde ella trabajaba, haciendo la limpieza. El mismo año que mi papá falleció, nos fuimos a vivir con él. En la nueva ciudad, tuve mi primera experiencia sexual como mujer, que fue rica por cierto. Tal vez, si me dan las ganas, cuento la historia. Soy sincera, desde muy niña me sentí muy femenina. Siempre tenía deseos de ser una mujer. Lo que más me gustó de mi infancia, fue jugar con una prima de tres años mayor a mí. La admiraba, quería ser como ella. Me vestía como nena con su propia ropita. Me sentía muy reconfortante así. Plena y liberada. Siempre fui muy pobre mientras vivía en Buenos Aires. Mi casa era muy precaria. Ubicada en un barrio con calles de tierra, o calles de barro cuando llovía. Cuando me mudé con mamá a la otra provincia, nuestra situación económica mejoró notablemente. Ahí me inicié como travesti. Con 17 años ya era gay pasivo declarado y travesti sin declarar. Sólo una travesti de ...
... closet. A esa edad, hacía dos años que consumía hormonas, lo que me dio un bello cuerpo de mujer. El novio de mi mamá se burlaba sin piedad de mí, debido a mi inclinación sexual. Me decía: "sos un puto maricón", "te gusta la pija", etc. No sigo mencionando sus insultos. Todos sus agravios, delante de mi madre. Desde el primer año que fuimos a vivir con él, comenzó a golpear a mi mamá por cualquier cosa. Sobre todo cuando terminábamos de cenar. Mi vieja no se defendía. Hasta mis 17 años recién cumplidos, yo me encerraba en mi pieza y hacia oídos sordos a las golpizas que el muy cobarde le daba a ella. Una noche de esas, me encontró con mi humor muy exaltado. Él estaba golpeando a mi madre en la cama. Tenía tanta furia que tomé una gran llave mecánica que dejó arriba de un mueble cerca, y le di con ella sin contemplaciones por la cabeza. Fueron muchos duros golpes seguidos. Cometí el peor error de mi vida. Lo golpee hasta que quedó inconsciente y lleno de sangre. En la ambulancia, antes de llegar al hospital, falleció. Aún seguía siendo menor de edad, pero así mismo, fui condenada a prisión. La familia del tipo puso un muy buen abogado querellante. En cambio yo quedé a la deriva, porque mi vieja me abandonó. La última vez que vi a mamá, antes de ser trasladada al correccional de menores, fue en una visita de ella a la cárcel. Ahí me dijo que los parientes de él, la echaron a patadas de la casa de su asesinado novio. No tenía dónde caerse muerta. Volvió a Buenos Aires sin brindarme ...