1. Un Amor repentino: Me compró y me enamoré de él en prisión


    Fecha: 30/07/2017, Categorías: Transexuales Autor: aritacariñosa, Fuente: SexoSinTabues

    ... su verga de extremo a extremo. Su pija se iba poniendo bien dura. El tipo comenzó a gozar de inmediato. Sus rugidos de gozo lo delataban sin medidas. Se la chupaba y chupaba furiosamente, sin compasión. Veía su rostro que se estaba regocijando de tanta satisfacción. Saqué su cabeza de mi boca para recorrer con mi lengua cada centímetro de su verga hasta llegar a sus huevos. Mi mano derecha continuó masturbándoselo sin merced, pasando despacito toda mi lengua sobre sus enormes testículos. Mi lengüita en sus huevos lo hacía retorcer de gozo por su gran sensibilidad. No soportó más de tanta exquisitez. Gritó largando toda su leche al aire. Me ensució parte de mi pelo y mi frente. Llegué tarde con mi boca a su punta. Pero aun así, me comí algo de su semen. El veía como limpiaba con mi boquita toda la cima de su pija. El Ganzúa quedó anonadado. Yo le dije: "Me trajiste aquí para esto. ¿No?". Él me contestó: "Sos mi puta. Sólo mi puta y de nadie más. Laváte el pelo que esto no termina acá". Sonreí con mucha picardía porque realmente me quedé con enormes deseos de coger. Es una celda, no un hotel de lujo. Me lavaba toda con agua limpia que tenía en una gran palangana plástica. Mientras lo hacía, el Ganzúa quedó recostado en la cama. Yo estaba casi desnuda con mi diminuta bombachita puesta, dándole toda mi espalda. Él miraba hipnotizado mi culo. Me dijo: "Ahora ese hermoso culazo no se va a salvar. ¿Por qué no venís aquí conmigo?". Me sequé y fui hasta la cama. Me recosté sobre mi ...
    ... lado izquierdo, frente a él que estaba totalmente desnudo. Le miraba con una sonrisa directamente a sus ojos. De reojo observaba como acariciaba y masturbaba todo su gigantesco pedazo con su mano derecha. Arrimó su mano izquierda hasta mi pelo para darle cariño con mucha ternura. Me ordenó: “Ahora date vuelta. Quiero que me des toda tu espalda”. Le respondí: “Sí corazón. Como vos digás”. Me di vuelta para él. Me abrazó instantáneamente. Sentí su fibroso y ardiente cuerpo sobre mi espalda. Una deleitante sensación. Entretanto me abrazaba y acariciaba los pezones de mis tetas, lamía toda mi oreja izquierda. Luego posó toda su boca en mi nuca y comenzó a morder sutilmente todo mi cuello. Tal cual hacen los felinos en celos. Mis ojos se fueron hacia atrás de tanto exquisito placer. Me tenía pegada a él, haciéndome suya, disfrutando de su propiedad. Con su mano izquierda desplazó mi tanguita hasta mis rodillas. Suavemente comenzó a rozar sus dedos llenos de saliva en la puerta de mi orificio. Cerré completamente mis ojos para sentir sus mágicos dedos ahí. Los rozaba tiernamente, llenos de dulzura. Mientras lo hacía: “¿Te gusta lo que sentís?”. Le respondí: ”Siiii. Dame toda tu pija. ¡Metéla por favor!” Con su mano la acomodó en mi agujero dilatado, para introducírmela lentamente. Me deshice de placer. Es lo más rico para mí. Probar el primer bocado de una rica verga. Abrí mi boca mientras me la metía. Suave, caliente y dura. ¡Deliciosa! Una vez consumado, el Ganzúa me empezó a coger ...
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