1. Por una infidelidad, un trío


    Fecha: 17/09/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Dogiju, Fuente: CuentoRelatos

    ... que follamos y fantaseamos con lo que íbamos a hacer cuando estuviéramos en la cama del hotel por fin los tres.
    
    Al día siguiente, jueves, a las diez de la mañana, salimos hacia Francia, y aunque la visita que yo debía realizar era el viernes a las dos de la tarde, la idea era llegar pronto al hotel y comenzar cuanto antes con el juego.
    
    El juego comenzó antes de lo previsto, porque cuando entramos en la autopista, y paré en un área de servicio para poner gasolina, al volver de pagar, mi mujer ya se había cambiado a la parte de atrás con su amigo colombiano.
    
    Allí empezó a calentarse el ambiente, mi mujer iba vestida, evidentemente a propósito, con una falda negra corta que dejaba ver bien sus magníficas piernas, adornadas con medias de rejilla también de color negro que le encantan y que al sentarse junto a él quedaron descubiertas en su totalidad, una blusa semitransparente y sin sujetador debajo completaba el conjunto con un escote escandaloso dejando ver a través del raso transparente los pechos y pezones duros como garbanzos que indicaban por supuesto que estaba predispuesta a lo que se avecinaba. Todo ello, quiero decir, el "uniforme" que vestía mi mujer quedaba cubierto y fuera de miradas curiosas por un abrigo negro largo que fue abierto totalmente cuando iniciamos la marcha y entramos de nuevo en la autopista.
    
    Yo estaba alucinado, y sorprendido, mi esposa se había preparado, vestido y maquillado para la ocasión, desde luego, pero empezaba a darme cuenta de ...
    ... que no la conocía del todo, algo en ella se estaba liberando y aquello me puso "burro", mi polla se endureció y mi estómago comenzó a acusar el hormigueo típico que produce la excitación, por lo que auguré que íbamos a tener un buen fin de semana los tres.
    
    La situación era tan clara que el colombiano, sin demasiados preámbulos, comenzó a acariciar sus piernas y a manosearlas, hasta llegar a su entrepierna y entretenerse un poquito rozando y acariciando por encima de las bragas el coño ya mojado de mi hembra caliente mientras con la otra mano descubrió sus pechos para chupar y lamer los pezones duros y palpitantes de mi mujer. El frenesí se apoderó de los dos y entre chupetones, morreos, lamidas y chasquidos de lenguas, dimos por iniciada nuestra particular fiesta.
    
    El día estaba muy nublado, eran las once de la mañana y llovía copiosamente, había tantos nubarrones negros que no había ni un solo rayo de sol que los atravesara, se había hecho de noche a las once de la mañana y la previsión del tiempo en esa parte de Francia era de la misma situación para todo el fin de semana.
    
    Aquello acompañaba, desde luego, porque encendí la calefacción del coche y en un minuto estábamos en ambiente de verano dentro del vehículo. Los dos se habían enzarzado en un magreo total, él le quitó las bragas y ella le desabrochó el pantalón que luego le quitó, para dejar al descubierto una polla que para la estatura del muchacho no guardaba proporción alguna, es decir, una polla descomunal, ...
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