1. Por una infidelidad, un trío


    Fecha: 17/09/2018, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Dogiju, Fuente: CuentoRelatos

    ... larga y gorda, con unos huevos hinchados y gordos, en fin, que el chico lo tenía todo a su favor en ese aspecto.
    
    Mientras yo conducía bajo la lluvia que no arreciaba, en ningún momento, oía en la parte de atrás los gemidos de nuestro amigo, al que mi querida cónyuge estaba comiendo literalmente la polla mientras él metía y sacaba dos dedos de su mano en el coño de mi mujer, haciéndola gritar de vez en cuando de gusto.
    
    Yo puse el espejo retrovisor en posición de poder observarlo todo y os aseguro que el espectáculo era digno de admirar, estaban devorándose el uno al otro, se colocaron de manera que hicieron un sesenta y nueve y después de morderse, comerse y lamerse todo, él la colocó de rodillas sobre el asiento, apoyando la cara en la ventanilla... metiéndosela por detrás hasta el fondo, follándosela con verdadera maestría y dureza, hasta que primero ella, con un espasmo brutal, se corrió como una perra, cayendo de bruces sobre el asiento; él, con la polla todavía dura en la mano, se la empezó a menear y también, con un largo gemido se corrió soltando un chorro de leche caliente que regó el trasero de mi mujer en toda su extensión, para quedar después agotados los dos y medio dormidos sobre el asiento trasero.
    
    Fue de tal intensidad aquél polvo que echaron, que hasta nuestra llegada al hotel estuvieron durmiendo, tapados con una manta, de manera que en ningún peaje de la autopista notó nadie nada extraño, solamente se veían dos personas, un hombre y una mujer ...
    ... dormidos dulcemente.
    
    Menos yo, claro, que aparte de conducir estaba con la polla como una estaca de dura. La verdad es que hubiera parado en algún área de descanso para intervenir en la fiestecilla, pero preferí seguir conduciendo para llegar lo antes posible al hotel y entonces sí dar rienda suelta mi impulso sexual.
    
    Por fin llegamos, seguía lloviendo con mucha intensidad, el cielo seguía encapotado y entramos en recepción para reservar dos habitaciones, una para él y otra para nosotros dos, por aquello de no levantar sospechas al personal del hotel.
    
    Llevamos los equipajes a nuestras habitaciones correspondientes y aprovechamos para comer algo en el restaurante del hotel, los tres muy modositos pero en un estado total de excitación y complicidad total, comimos en silencio pensando cada uno de los tres en lo que iba a ocurrir en pocos minutos en la habitación, así que nos dimos prisa en acabar el almuerzo y una vez pasamos por caja nos dirigimos nuevamente a nuestras habitaciones para tomar una buena ducha antes de encontrarnos y comenzar con lo que estábamos deseando los tres.
    
    Mi mujer y yo nos duchamos en silencio, nos secamos, nos perfumamos y cuando acabamos de arreglarnos, (aunque yo iba desnudo totalmente y ella solamente llevaba puesto un tanga pequeñísimo), nos miramos tiernamente, nos abrazamos y nos dimos un largo morreo, con verdadera pasión, como señal de consentimiento mutuo a lo que íbamos a hacer a continuación.
    
    La espera se hizo eterna, ella estaba ...
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