UNA GRAN FAMILIA - Relatos Eróticos

UNA GRAN FAMILIA

Cuando llegué a casa Clara me estaba esperando
-¿Dónde anduviste turrito? ¿Con quién cogiste? Todo el día desaparecido… ¿con quién?
-Justamente de eso quería hablar. Vos sabés muy bien, lo sabés no solo porque te lo he dicho, sino porque lo sentís así. Nunca te cambiaré por otra…, aunque pueden haber muchas otras, vos serás la primera. Y vos también podés tener muchos otros. Es un acuerdo tácito que tenemos, salvados por la sinceridad…
-¿Y con quién? 
-Alcira, la mamá de Efigenia…
-¡Aaahhh! ¡Tenía que ser! La conozco bastante. Viene seguido al kiosco y solo habla de hombres… ¡una calentona total!
-Si, lo sé, me lo contó…
-¿Dónde te la levantaste? ¿Cómo apareciste en su casa? ¿O fueron a un telo?
-Vino esta mañana a buscarme, con el pretexto de que quería saber por qué su hija estaba tan contenta…, y que yo no le hiciera daño…
-¡Macaneadora! ¡Te vino a levantar! ¿No?
-Seguro, al minuto me di cuenta. Y no le iba a decir que no. 
-Me imagino. Está rebuena…
-Como vos…
-¿Cómo?
-Si, es como vos, casi igual. Desnuda es el tipo de mujer que más me gusta, justamente como vos. ¡Casi hasta los mismos rollitos!
-¡Jajaja! ¡Caradura! ¡Estuvieron todo el día! ¡Dale que te dale!
-Más o menos, dentro de lo que puedo…, pero hasta en eso es como vos…, espera paciente, utilizando boca, labios, manos, tetas, culo. No desperdicia nada para no perder el tiempo… ¡y yo le muerdo los mismos rollitos que a vos!
-¡Jajaja! Bueno, me alegro mucho. Es conocida, y si te dijo de sus ...

... preferencias…, seguro que ahora sos el número uno!
-Pero… quiere pasar toda una noche conmigo…, y por eso te lo tengo que decir, y ella sabe que no voy hacer nada a tus espaldas. Yo se lo dije.
-¡Jajaja! A mis espaldas hacés bastante, sobre todo cuando me agarrás las tetas metiéndomela por atrás.
-¡Jajaja! Bueno, ella debe pensar lo mismo.
-¿Y las chicas lo saben?
-Que yo sepa no. No les iba a decir nada, a menos que vos se lo digas…
-Bueno, lo haremos juntos.
-¿En la cena? ¿O se lo decimos antes?
-Esperemos a Aldi. Te las habrás cruzado cuando viniste.
-Seguramente. – En eso entró Aldi.
-Hola chicas. ¿Cenamos? Hola papi…, estuviste todo el día “muy ocupado”. Te llamé varias veces y tenías el celu apagado…- Aldi tenía su pícara sonrisa de oreja a oreja.
	Nos sentamos a la cuadrada mesa. Cada uno ocupando un lado. A mi derecha Clarisa, frente a mí Clara, y Aldi a mi izquierda. Clarisa sirvió y… antes del primer bocado habló Clara…
-Papi estuvo todo el día junto a Alcira, la mamá de Efi…
-Si, lo sabía. Estaba en casa de Efi. - ¡Aldi lo sabía!- Nos cruzamos con él cuando iba para allá y ahora cuando venía. ¡Jajaja! No te librás de nosotras. Y estoy segura que cuando ibas Alcira iba con vos, aunque no la vi… ¡Iría agachada mamándotela! ¿No es cierto?
-¡Jajaja! ¡Qué perspicaz! – Clara se desternillaba de risa.
-¡Cómo no lo voy a saber! ¡Si es lo mismo que hacemos nosotras cuando vamos con él en el asiento delantero…! ¡Jajaja! - Estaban recontentas. Clara les había dicho que ...