UNA GRAN FAMILIA - Relatos Eróticos

UNA GRAN FAMILIA

... cubría nada, tampoco cubría cuando está sentada. Efectivamente, metió la mano en la bragueta y sacó la pija, se acomodó, y el glande fue directo a su hoyito. La penetración fue instantánea y sin dificultades. ¡Ya se había puesto el lubricante!
Le hablé al oído.
-No te muevas, tesoro. No quiero acabar antes de ir a la cama.
Ella giró la cabeza. 
-Tranqui papi. Es sólo para sentirte adentro.
	Clara y Clarisa simulaban que estaban atentas a la porno, que por otra parte nada les podía enseñar, pero en realidad estaban atentas a la relación entre mi pija y el culo de Aldana. ¡No querían que yo me agotara antes de tiempo! 
Aldi se masturbaba sin ningún disimulo. Luego de unos diez minutos, le hablé al oído a Aldi.
-¿Por qué no le dejás un poquito a Clarisa? 
-Esperá un minuto… ¡Ya acabo! – Aldi comenzó a temblar y sacudirse. Sentí como me mojó el calzoncillo. - Claris… ¿querés venir con Papi?
-Sí, claro. – Y se levantó de inmediato.
Luego del jugoso orgasmo, Aldi se desensartó, quedando con las piernas abiertas sobre mi regazo. Clarisa, por supuesto, sabía de la acabada de su hermana, no en balde la tenía al lado. Se levantó inmediatamente y se arrodilló a la altura de la entrepierna de la nena…, y realizó su habitual chupada, cada vez que podía, cuando su hermana o Mami tenían un orgasmo. ¡No solamente mi semen le encantaba! Luego de la sorbida, se levantó y la nena se sentó en su lugar. Clarisa se acomodó en mi falda. Clara seguía sonriendo ante el “divertimento” de ...

... sus nenas. Ella sabía que me tenía todas las noches, con tres o cuatro polvos. Ellas tampoco tenían problemas. Igual que Mami, podrían acabar veinte veces en una noche. Tanto Clara como yo, sabíamos que ellas tenían varios amantes, con los que cogían tal vez no todos los días, pero sí una vez por semana con cada uno.
Yo no les preguntaba nada, pues si bien me gustaría que siguieran cogiendo conmigo, pensaba que estaría bien que se metiesen de novia con alguno que las satisficiera lo más posible, para que no me exigieran tanto, menos ahora que tenía a Efi y a su mamá para gastar energías.
Clarisa se ensartó sin la menor duda, y se acomodó tranquila con mi choto en el culo a mirar los videos. Clara seguía sonriendo. No les iba a quitar el lugar a las nenas. Ella tendría su turno en la cama, mientras sus hijas jugaban y lamían y miraban como lo hacía Mami. 
-Avisame cuando te venga…
-Ya te vas a dar cuenta…- Aldi no quería perderse los jugos de la hermana.
	Se repitió la escena de Aldana y Clarisa, con los roles invertidos. Ahora era la nena la que chupaba. Clarisa suspiraba de placer. Cuando la hermanita le dejó la concha y sus alrededores bien limpitos, Clarisa se levantó…, pero Aldi dio el toque final. Cuando Mami dijo: “Vamos a la cama”, ella se volvió a agachar…, para llevarse mi pija a su boca.
-¡No se la voy a dejar “sucia”! ¡Además tiene sabores propios, y de Claris y míos!
-¡Jajaja! – Todos reímos… Lo más hermoso de nuestras relaciones, era que siempre estaba ...