1. Entre-acto: Moribunda


    Fecha: 18/09/2018, Categorías: No Consentido Autor: Caminante, Fuente: CuentoRelatos

    ... misma ¿Alguna objeción?
    
    -¿Qué me pongo?
    
    -Un albornoz que te daré ahora, y en su casa le pides ropa interior, seguro que en sus cajones habrá algo que no se pone, ha engordado un poco. Puedes fiarte, verás su casa, ésta comparada con la suya es una pocilga.
    
    -No veo polvo en los muebles, no está mal.
    
    -Todos los viernes viene una mujer, le dejo la lavadora puesta y cuando llega solo tiene que colgarla de la cuerda, barre, friega el suelo y se marcha.
    
    -¿Mi presencia alterará tus costumbres?
    
    -En parte si pero no mucho, no tendrás que limpiar, todo seguirá igual, si te pido que procures no ensuciar, es fácil, si haces papelitos, los recoges, no hay que esperar al jueves. Tendrás tu habitación, tiene armario empotrado y podrás decorarla como quieras, si fumas lo haces en la terraza.
    
    -No fumo.
    
    -Pondré a tu disposición dinero, cuando te quede poco me lo dices y te daré más, si te recomiendo que cuando pasen unos días y te hayas asentado, que empieces a mirar hacia adelante, que busques una ocupación, un día vete con Lidia, en la universidad hay tablones llenos de anuncios, puedes copiar tesis y demás trabajos, te prestaré un portátil que no utilizo, y eso te proporcionará un dinerillo, de esa forma evitarás pensar que eres una mantenida, por tanto no tienes obligación alguna conmigo, no me debes nada, se lo debes a la difunta.
    
    -Me entristeces, y no me fío de ti.
    
    -Ve a la ducha, nos ha dado una hora, mañana verás las cosas de otra forma y repito, puedes ...
    ... marcharte cuando quieras.
    
    La cena fue exquisita, comió deprisa, como si fueran a quitarle el plato, y volvimos cargados, ella llevaba una caja con diferentes ropas y lencería, yo cargué con perchas con ropa de abrigo, dijo de pagarme por dejar espacio en sus tres armarios, además la habitación más pequeña, la había transformado en vestidor. No obstante había quedado para el martes por la tarde, irían de compras.
    
    No dijo nada de la habitación, pusimos las sábanas, un forro de color gris de dimensiones superiores a la cama y un edredón, dijo que era friolera, y salí cerrando la puerta sin hacer ruido.
    
    Me duché deprisa, pensé en el lunes, no había hecho los deberes y no tenía gana alguna de hacerlo, pensaba en dormir, y como todas las noches, revisé la cocina, el tendedero, y junto a la puerta de entrada conecté la alarma, un detector de movimiento, le hace activarse el paso de un ratón, luego las ventanas a pesar de ser un octavo piso y me metí en la cama, la puerta la dejé entornada, desde la cama podía ver una fina línea vertical del salón, si alguien abría la puerta, la vería.
    
    Activé la alarma del móvil, de nuevo el horario semanal, y cerré los ojos, llamé al sueño y este llegó sin que me diera cuenta. Pero algo no iba, mi subconsciente me señaló en dirección a otra pesadilla, sentía frío, pensé en la ventana, y abrí los ojos con la respiración acelerada, algo frío pegado a mi cuerpo, casi grito, pensé en la difunta, con horror me dije que lo mismo la había sacado ...