1. La historia de Claudia (2)


    Fecha: 20/09/2018, Categorías: Sexo con Maduras Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... señora, por favor, no...
    
    Blanca rio a carcajadas y le dijo:
    
    -¡¿No?! ¡Vamos, mocosa, si es eso lo que están esperando esas hermosas nalgas hambrientas de azotes! ¡Vamos! ¡sacate la pollera y la bombacha de una buena vez!
    
    Claudia se quitó ambas prendas con manos temblorosas y entonces Blanca le ordenó que se inclinara sobre la mesa. Lo hizo sin poder contener los sollozos y ya en posición vio por el rabillo del ojo a Blanca dirigirse al dormitorio y volver enseguida empuñando el rebenque y mirándole el trasero mientras se le acercaba por detrás sonriendo sádicamente.
    
    La joven no había visto nunca ese temible instrumento de castigo en manos de Blanca y se asustó ante lo que le esperaba. La mujer se dio cuenta y emitió una risita burlona.
    
    -No probaste nunca este lindo juguete, Claudia, pero cuando empieces a sentirlo en el culo vas a entender que te conviene ser una sirvienta aplicada y muy obediente, jejeje. –después obligó a la joven a abrir la boca y a sostener entre los dientes el mango del rebenque mientras le palpaba cada vez más excitada esas hermosas nalgas que había añorado durante tanto tiempo. Tras gozar unos instantes acariciando ese firme trasero que tenía a su entera disposición y muy complacida por el curso que estaban tomando los acontecimientos le quitó a la joven el rebenque de la boca, volvió a colocarse a sus espaldas y le dio el primer azote que le arrancó a su víctima un prolongado grito de dolor.
    
    -Duele, ¿no es cierto, mocosa? –se burló ...
    ... Blanca observando excitada el surco coloreado que la lonja había dejado en una de las nalgas de Claudia, y siguió castigándola.
    
    Muy pronto la joven fue incapaz de seguir resistiendo el dolor, aumentado por la sensibilidad de sus nalgas después de tanto tiempo sin azotes, y trató de esquivar los golpes moviéndose hacia uno y otro lado mientras pataleaba desesperadamente, lanzaba verdaderos aullidos a cada rebencazo y se aferraba con fuerza a los bordes de la mesa
    
    Su culo se veía ya cubierto de marcas que a medida que la paliza continuaba se iban uniendo unas a otras extendiendo una mancha rojiza por todo el culo, desde poco más abajo de la cintura hasta el nacimiento de los muslos.
    
    -¿Vas a ser una buena sirvienta, Claudita? –se burló Blanca suspendiendo por un momento la zurra. La joven, ahogada por el llanto, se veía impedida de contestar y cuando pudo articular una frase, ésta fue una súplica que desde luego no conmovió en absoluto a la dueña de casa que, por el contrario, se inclinó sobre el rostro de Claudia y le dijo:
    
    -Soy una patrona muy dura, mocosa, como lo fue tu madre conmigo, y supongo que te estás dando cuenta ¿cierto?
    
    -Por favor, señora Blanca... –suplicó la joven con voz ahogada por el llanto. -no.… no puedo más... no siga pegándome... se lo... se lo suplico...
    
    -La paliza terminó, pero no creas que lo hago por piedad sino porque si sigo vas a quedar en un estado tal que voy a tener que tirarte en la cama en lugar de ponerte a trabajar. –le dijo ...
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