LAS NENAS DE MAMI - Relatos Eróticos

LAS NENAS DE MAMI

... rechazada.
-¡Claro qué quiero!
La supuesta dormida no lo fue tanto. Estábamos haciendo una cucharita… Se dio vuelta, fue hacia mí entrepierna y comenzó a mamar. Cuando la tuve bien dura me lo pidió:
-Papito, mi amor… ¿me la das por el culito? ¡Tengo muchas ganas! – Aldi volvió a girar, colocando su culo contra mí. Se acomodó bien para la penetración. 
-¿Tenés lubricante acá?
-Si, allí en el cajoncito.
Estiré el brazo y saqué el pomo del gel. Le unté bien el ojete y me unté la pija.
-Ahora sí. Ya estamos en condiciones.
-Sí. ¡Dale, dale! – Le urgía la penetración. 
Se la clavé sin problemas. Le había hecho la “horma” de mi pija desde hace un año. Aldi giró la cabeza y nos besamos. La tomé de la cintura y giré hasta quedar boca arriba. Ella seguía ensartada. Levantó el torso desde la cintura, y acomodó sus piernas para cabalgar. Subía y bajaba acompasadamente. Yo colaboraba con mis caderas. 
Luego de su primer orgasmo, se acostó de espalda sobre mí, y continuamos con la hermosa cogida de culo, yo sosteniéndola desde las tetas.
-¡Ahí! ¡Si así! ¡Ay así! ¡Qué lindo papito! ¡Aaaaggg cómo me gusta! – Ella seguía ayudándose con las piernas para el mete-saca. - ¡Sísísí…! ¡Bien adentro!
¡Precioso! La tenía de las tetas, le besaba el cuello, las orejas, la espalda… Ella se acariciaba el clítoris.
Hasta que Clarisa se levantó. Se había bañado y vino desnuda a su dormitorio a vestirse. No sabía que estábamos nosotros.
-¡Hey! ¿Qué tal? Creía que estaba sola. Que ...

... silenciosos…
-No queríamos despertarte. 
-¿La pasaste bien anoche? – Aldi preguntó.
-Bueno…, más o menos. Estoy segura que con papi será mejor, ¡jeje! - Clarisa pedía un lugarcito. 
-Esperá un poquito, todavía estamos en lo mejor. – Aldana no quería interferencias. 
-¡Jajaja! ¡Mirá entonces! – Yo sabía que no iba solamente a mirar. ¡Sus placeres son conocidos! 
Al estar recostada de espalda contra mí, con la pija bien ensartada en el culo, Aldi ponía toda su concha a disposición de la hermana, quien no solamente se dedicó a chuparla, sino que también lamía mis huevos…, que estaban “a mano”.
-¡Jajaja! No perdés tiempo. – Me encantaba lo que hacía la hermana mayor.
-Claro, hay que aprovechar el tiempo. – Clarisa se había puesto de rodillas, entre mis piernas. Las de Aldi estaban más abiertas, apoyada en el colchón. Yo trataba de mirar por sobre el hombro de la nena. Podía ver cómo colgaban sus hermosas tetas y como con culo y caderas formaba un gigante corazón…
	Por un momento separó la boca de mis huevos y de la concha de la hermanita.
-¡Cuando estés por acabar dámela que la quiero tragar toda! – Típica exigencia de Clarisa.
-¡No, no, no! ¡Quiero que Dani me llene el culito! Si querés luego me lo chupás y te tragás todo. – Aldana no estaba dispuesta a dejar de lado uno de sus máximos placeres: ¡sentir como mi semen invade su recto! Además le encantaba que le chuparan el culo…
	Yo esperaba que pronto llegara al orgasmo. Con la chupada de la hermana nunca fallaba. Sentí como ...