LA RESIDENCIA ENCANTADA - Relatos Eróticos

LA RESIDENCIA ENCANTADA

... indiqué que se colocara a lo perrito, y quedé parado junto a la cama. Le llené de besos el culo, la concha, la espalda, el cuello, las orejas. Fui a sus pies… ¡hermosos deditos! Nelly no dejaba de gemir y suspirar. ¡Estaba a punto! 
-¡Ay! ¡Ingeniero! ¡Qué ganas! ¡Deseaba a muerte que me tuviera!
-¡No me digás ingeniero! – Le metí un par de dedos en la concha. 
-¡Qué lindo “señor” Daniel!
-¡Tampoco “señor”! – Fui con la otra mano al culo… ¡otros dos dedos! – Decime Dani, a secas. ¿Entendés?
-¡Si, si! ¡Cómo quiera!
-¡Tuteame, carajo! ¡Estamos “haciendo el amor” y me decís de “usted”! ¿Estás loca?
-¡No, no! ¡Perdone! ¡Perdoná digo! ¡Es qué me da vergüenza!
-¿Tenés vergüenza de “hacer el amor” conmigo? – No quería ser grosero… por ahora… Fui a la concha. Acomodé el glande. No hubo problema. Tan húmeda, que la pija se deslizó como en terciopelo.
-¡No, no! ¡Para nada! ¡Me gusta mucho!
-¿Te sentís bien?
-¡Si! ¡Mucho! ¡Es muy rico! - Cuando llegué al fondo, me abracé a su cintura, y con el acompasado bombeo besaba su espalda. - ¡Qué dulce es… sos Dani!
-Me alegra mucho que te guste. ¡La pasaremos muy bien! – Nelly agarró mi ritmo reculando acompasadamente. - ¡Muy bien nena! ¡Así me gusta!

	Seguimos varios minutos. Ella se recostó con tetas y rostro sobre la cama. No quise seguir demasiado, pues sentía que venían mis ganas de acabar. 
-Te la meto por el culito. ¿Te parece?
-¡Si, si! ¡Me gusta! – Parece que la nena es una experta en todos los agujeros.
-¿Lo tenés ...

... preparado? – Estaba seguro que Gaby le debe haber dado las “instrucciones”.
-¡Si, claro! La señora Gaby me enseñó hacerlo.
-¿Para hoy? – Quería que me contara algo de su “historia”.
-No, hoy no. Antes, hace varios meses. Cuando Jorge me la quería meter por el culito… Yo tenía un poco de miedo.
	 Se la apoyé en el arrugado hoyito. ¡Lo tenía perfectamente lubricado!
-¿Cogiste solamente con Jorge?
-No, con varios chicos de la residencia. La señora Gaby nos enseñó hacerlo con todos. A las chicas también. Ella nos dijo que el sexo nos iba a poner muy felices y contentas. – La pija estaba un tercio adentro. El recto de la nena es verdadero terciopelo.
-¿Te gustó con todos?
-Y…, más o menos. Con algunos más…, con otros menos… Según… - Les di un par de chirlitos. – Eso me gusta Dani. ¡La siento muy rica! – Más de la mitad la tenía adentro. Todo muy despacito. - ¡Es tan lindo así, despacito! ¡Me gusta mucho cómo lo hace…, hacés!
-¡Ahora voy hasta el fondo! - ¡Y se la enterré del todo!
-¡Ay, así! ¡Qué lindo! ¡Hasta las tripas me la metiste! 
-Si te molesta decime. ¡Te la saco!
-¡No, no! ¡Por favor! ¡Bien adentro! - Le seguí dando algunos chirlos. Suaves, sin hacerle daño. Se la saqué despacito… - ¡No, no la saqués!
-¡No te la saco! ¡Es para bombearte! – Volví a enterrarla y comencé un lento mete y saca. Me agaché sobre ella y le tomé las tetas. Ella se llevó una mano a la concha. ¡Se masturbaba y movía el culo como una víbora! 
-¡Aaggg, aggg! ¡Acabooo, ahhh! ¡Así, así, no ...