TAREAS EN EL HÍPER - Relatos Eróticos

TAREAS EN EL HÍPER

Cuando escuché a Jazmín decirle a Danna que el semen que tenía en el ombligo era una crema suavecita…, me paralicé. ¿Y si se da cuenta? En fin, yo no tenía respuesta. Además…, eso de que fui al kiosco… ¿cómo es que estoy dentro? ¿O me voy? Que lo solucione Danna. Ella fue quien quiso que viniéramos a su casa en lugar de ir a un hotel. Me vestí lo más prolijo posible, y me quedé en la sala mirando tv. Con toda alevosía, me puse de espaldas al baño, por las dudas que salieran desnudas… ¡Yo no miraba! Efectivamente…
-Nos vestimos y estamos con vos, Dani.
-¿Conseguiste lo que querías? – esa era Jazmín, siempre atenta.
Me quedé duro. Casi digo ¿lo qué?
-No…, no conseguí. Los cigarrillos que yo quiero no tenían. – Zafé.
-¿No tuviste dificultad con la llave, no? – Danna me dio justificación.
Ambas vinieron cómodamente vestidas, de entrecasa. Ahora Danna estaba un poco más “discreta”.
-¿Te quedas a cenar? – Jazmín me preguntaba.
-No tesoro, no puedo. Tengo que volver a la oficina de la consultora.
-¿Nos vemos mañana? – La pregunta era de Danna.
-Si, por supuesto.
-Hasta mañana. – Danna se acercó a darme un beso en la mejilla.
-¿Te acuerdas que me prometiste llevar en la camioneta? – Jazmín no se olvida de nada.
-¡Uy! Si, mi amor…, pero hoy no puedo. Se me hizo tarde. ¿La próxima, no?
-Seguro. - Nos besamos en la mejilla y subí a la pick up. Yendo a casa pensaba en que quedaría mi relación con Danna. Era preciosa, sin duda, cogía muy bien, con muchas ganas, y era ...

... simpática e inteligente, de reacciones rápidas… En fin, veremos qué pasa. Dejaré pasar unos días. 
El jueves volví a llevar a Danna. 
-¡Llévame en la camioneta! – Jazmín estaba siempre atenta. Le dio a la madre la mochila y subió.
-¿A dónde la llevas? – Danna preguntó.
-Donde quiera…, tal vez a comprarle algo que le guste…
-Ten cuidado. No me hagas cargo del préstamo que tendrás que pedir al banco central…
-¡Jajaja!
-¡Sí! ¡Vas a ver que me porto bien! – Me dio un lindo beso, me acarició el muslo…, y se sentó bien erguida junto a mí.
-¿Dónde quieres ir?
-Donde quieras…
-No. Quiero que elijas. Quiero regalarte algo…
-Bueno. Vamos a una boutique muy linda, que está cerquita…
Y fuimos. ¡La nena quiere ropita! Seguro que la mamá, con sueldo de cajera de híper, no debe tener demasiado para comprarle ropa. Efectivamente era cerquita. Una zona de negocios muy sofisticados.
-Acá Dani. Allí puedes estacionar. - Un pequeño negocio, muy bien puesto, con hermosa decoración, cristales grabados y reproducción de cuadros. Atendía una señora mayor y una jovencita.
-¿Qué quiere la señorita? – La señora se dirigió directamente a Jazmín. Sabía quiénes eran sus clientes… Y bueeee…, Jazmín comenzó a elegir. 
Dios, Danna tiene razón. ¡Tendría que pedir préstamo al banco central! Aunque espero que no se lleve todo. Por de pronto no le pienso negar nada. El rostro de felicidad de la nena es incomparable. Seguramente años deseando estas cosas. Pantalón, polleras, camisetas, zapatillas, blusas, ...