1. Cogí con mi novia, su madre y sus hermanas (Capítulo 14)


    Fecha: 29/09/2018, Categorías: Dominación / BDSM Autor: felodel2005, Fuente: CuentoRelatos

    ... caderas grandes, pero sin llegar a ser deformes, un par de nalgas generosas en tamaño, muy redondas y bien moldeadas, unos senos grandes y en su sitio, casi siempre expuestos por la preferencia que tiene esta mujer de usar escotes. Verla salir del baño envuelta en una toalla, o verla en pijama cortita en las mañanas recién levantada, me hacía delirar, me calentaba a más no poder.
    
    Y luego estaban las primas Villamizar. Helena, de 20 años, y Jenny de 18. Eran hermanas y eran casi idénticas. Las dos tenían el pelo rizado, Helena un poco más oscuro. Las dos tenían unos senos enormes, de colección. Unos senos que me hacían desear que alguna de ellas, sino las dos, fueran de esas mujeres liberadas que piensan que usar sujetador es opresión. Las dos eran delgadas, Helena un poco más blanca que Jenny. También coincidían en tener una figura hermosa, un cuerpo que invitaba frecuentemente a ser tomado desde la cintura y recorrerlo de arriba a abajo.
    
    Sabía que debía comportarme, que no podía volver a cometer ningún error. Pensaba que con lo que me calentaban estas tres mujeres tendría suficiente para pasarla bien con Majo. Obviamente debíamos ser discretos si queríamos dejar una buena impresión. Lamentaba que no estuvieran Laura y Karla porque eran otra fuente de fantasía.
    
    Durante la cena, la primera noche que pasamos allí, me resultó imposible no calentarme mirando tantos escotes. Apenas nos levantamos de la mesa, me llevé a Majo a nuestra habitación tratando de sacarme con ...
    ... ella el calentón. Pero Majo me decía que esperara a que estuviera más tarde, a que todos se hubieran dormido. Yo estaba que no aguantaba más y la besaba por el cuello mientras le insistía. Pero Majo estaba firme en su decisión, de hecho, me dijo que saliéramos a dar una vuelta por el pueblo y con eso pasábamos el rato. Viendo que no había otra opción, accedí. Entré al baño y me eché un poco de agua fría para bajar el calentón.
    
    Y dimos el paseo, volvimos y todos estaban dormidos, pero Majo volvió a insistir en que era mejor dejar el polvo para luego. Decía que le daba cargo de consciencia si alguien nos escuchaba, y es que la casa se prestaba para eso; el silencio era sepulcral en la noche. Yo buscaba comprender lo que me decía Majo, pero me sentía estafado, tenía muchas ganas y no aceptaba un no como respuesta. Majo me convenció de que el momento perfecto sería al día siguiente; nos levantaríamos temprano y entraríamos juntos a bañarnos. Me resigné y lo acepté, al fin y al cabo, parecía que nada podría salir mal.
    
    El plan falló. Nos despertamos más o menos a las 10 de la mañana y para ese entonces ya se había despertado casi toda la gente que estaba en la casa. Le dije a Majo que de todas formas no importaba si lo hacíamos a esa hora en la ducha. Ella dijo sin dudarlo que no. “Estoy totalmente concentrada en hacer creer a toda mi familia que lo nuestro vale la pena. No quiero ganarme reproches de Esperanza o de mi madre si nos llegan a descubrir. Te digo que lo haremos ...
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