Convierto a mi sobrino en mi esclavo sexual
Fecha: 29/09/2018,
Categorías:
Hetero
Autor: tranque, Fuente: CuentoRelatos
... erecto pene casi sobre la mesa, luego toma las tostadas y las empieza a frotar con su pene, su cabeza era roja casi morada y estaba toda brillosa parecía la fruta prohibida del paraíso. Yo no podía decir ni una palabra, sólo miraba el espectáculo. No llegó a eyacular y la guardo nuevamente en el slip, luego le puso mermelada y me las ofreció en un plato.
—toma tía aquí tienes, no sé cómo estarán, pero te aviso que soy muy mal cocinero jajaja.
Encima se reía el muy guarro. Yo no podía pensar, estaba enojada, contenta, sorprendida, excitada. Pero tendría que seguir con su juego, había cambiado el juego de Silvia por el de Leo, estaba resultando yo la esclava de estos dos guarros. Entonces tanteo la mesa y después el plato, tomo una y me la llevo a la boca y la muerdo, en eso lo veo a Leo festejando en silencio, sin emitir sonido, con los brazos levantados y agitándolos como si hubiera convertido un gol.
—MMMmmm, muy buenas, está tienen otro gusto, están como más saladas, debe ser tu mano de cocinero. Muy buenas.
En eso veo que en puntas de pie camina sigiloso hacia la pileta saca su hinchada pija y expele con fuerza tres chorros de semen. Abre la canilla para disimular el ruido como yo hago en el baño cuando hago caca. Yo no daba más tenía orgasmos que disimulaba hablando.
—¿Qué haces?
—nada estoy lavando mi taza.
—bueno toma la mía y lávela por favor.
—sí, tía.
Ya metiendo su verga no del todo flácida en su slip viene, se lleva la taza y la ...
... lava.
—Me iré al patio a escuchar música me puedes acompañar y después tráeme la radio.
—sí, tía espera que voy al baño y te acompaño.
Se levantó y tuvo que ir al baño para limpiarse y ponerse algo para salir al patio, lo podrían ver mis vecinos. Salimos y me deja sentada al sol con unos auriculares escuchando música. Después del rato no podía dejar de pensar en su pene y en lo que había hecho, luego me dormí en la silla.
—luego de dos horas me toca el hombro y me avisa que me había quedado dormida.
—tienes razón.
—estas muy colorada.
—si tienes razón, me quemé con el sol. No me di cuenta.
—vamos adentro.
Me acompaña, ya eran como las cinco de la tarde. Estaba con calor, muy transpirada y quemada por el sol, llegamos adentro y le digo si puede ir a comprarme una crema humectante a la farmacia, sabía que tardaría mínimo dos horas en regresar, también le encargue algo de comida para la cena. Voy al baño y orino. No dejo de pensar en las tostadas y toda la situación. Cuando llega son la ocho de la noche, sabía que tardaría estaba lejos la farmacia. Entonces le digo que me ducho y después cenamos, le pido que busque en los cajones de mi habitación una braga y la remera con la que duermo. Me acompaña al baño ya adentro los dos le digo:
—Leo indícame donde está el jabón y la esponja, y pon la ropa sobre el retrete.
—si, como no.
—gracias después cierra la puerta por favor.
Miro que está vestido como cuando llego de las compras, acomoda la ropa, él me ...