1. Mi perrito faldero


    Fecha: 01/10/2018, Categorías: Voyerismo Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... dominación.
    
    -¿Sos o no sos un nene putito?... porque si no lo sos te vestís y te vas ya mismo… Al oírme se sacudió con violencia y tras una pausa me suplicó:
    
    -No… no, señor, por favor, no…
    
    El goce que yo sentía era indescriptible, no sólo por el contacto físico con él, no sólo por refregarle mi verga contra sus nalgas y sentirlas tan firmes, sino también por esa sádica humillación que le estaba infligiendo.
    
    -¿No qué? –continué.
    
    -No me… no me eche…
    
    -Pero entonces, ¿sos o no sos un nene putito con un hermoso culo que tiene hambre de pija? –insistí siempre con mi boca pegada a su oreja.
    
    Él emitió un sollozo, pero pudo controlarse y contestó: -Sí…
    
    Ya lo tenía en mi poder, pero debía asegurar la captura y entonces continué:
    
    -¿Sí qué?
    
    -Eso, señor, que soy lo que usted dice… -dijo con un tono de desesperación en su vocecita.
    
    -Decilo… -lo apuré acentuando el frotamiento de mi verga en sus nalgas.
    
    -Soy… soy un…
    
    -¡Vamos, decilo!
    
    -Soy un nene… un nene putito con…
    
    -Vamos, seguí… -lo urgí disfrutando morbosamente de mi impiedad.
    
    -con un culo que… que tiene hambre de verga… -completó por fin con una voz quebrada por la enorme tensión que estaba padeciendo.
    
    Satisfecho por mi victoria, que me aseguraba la presa, me erguí sobre mis rodillas y le dije:
    
    -Bueno, vamos a darle de comer pija a este hermoso culo. --y empuñé mi pedazo para dirigirlo al objetivo. Hice que el chico apoyara la cara en el acolchado y se abriera las nalgas. Me fue ...
    ... dado apreciar entonces su orificio anal rosadito y carente de pelos. Un verdadero tesoro sexual. Cuando lo rocé con el glande se estremeció tanto que estuvo a punto de perder el equilibrio y tuve que sostenerlo con mi mano izquierda. Comencé a presionar mientras él gemía y por fin pude introducir la cabeza de la verga y unos centímetros más con un fuerte embate. Él gritó:
    
    -¡Aaaayyyyyy! ¡Me duele! ¡Me duele!
    
    Seguí metiéndosela en ese senderito deliciosamente estrecho y le acaricié la cabeza:
    
    -Calma, lindo… calma que ya va a pasar… -le dije con tono tierno y sabiendo, por las varias mujeres a las que les había dado por el culo, que el dolor intenso del inicio de la penetración va atenuándose hasta casi desaparecer cuando la pija ya está toda adentro. Con el chico pasó lo mismo. Con mi verga yendo y viviendo en el interior de su culito comenzó a tranquilizarse y sus gritos de dolor se transformaron en gemidos placenteros mientras yo seguía acariciándole la cabeza hasta que puse ambas manos en sus caderas y seguí bombeando. Poseerlo sexualmente me deparaba un goce indescriptible y no sólo físico sino también sicológico al saberlo mío, totalmente mío, en mi poder, en mis manos como una dócil mascota.
    
    Procuré demorar lo más posible mi orgasmo, mientras me deleitaba con ese ir y venir de mi verga dentro de su tierno culito y con esas expresiones de goce de mi perrito que, ya completamente rendido al placer, acompañaba los embates de mi pedazo con un rítmico movimiento de ...
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