Mi perrito faldero
Fecha: 01/10/2018,
Categorías:
Voyerismo
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... sus caderas.
Por fin no aguanté más y le inundé el trasero con varios chorros de semen. Caí sobre su espalda y él se derrumbó boca abajo en el acolchado, gimiendo.
Mientras yo trataba de recuperarme advertí que se había puesto de espaldas y se estaba masturbando. Me le eché encima para impedírselo por dos razones: para que no me manchara el acolchado y además para que no creyera que podía masturbarse sin mi permiso.
-¡¡¡¿QUÉ ESTÁS HACIENDO, MOCOSO DESVERGONZADO?!!! –lo increpé a los gritos.
Él palideció y soltó inmediatamente su pito. Me senté sobre su estómago con las piernas a ambos lados aprisionándole los brazos con mis rodillas, para tenerlo indefenso, le crucé la cara de una bofetada y seguí reprendiéndolo con severidad:
-¡¿Qué creés, nene?! ¡¿Qué podés hacer lo que se te ocurra?! ¡Estás muy equivocado!
-Perdón, señor… ¡Perdón!... murmuró él al borde de romper en llanto. –Es que… que estoy muy caliente… -se justificó.
Yo continué firme:
-Oíme, nene. Oíme bien. Entiendo que estés caliente, que mi pija te haya dejado calentito, pero si querías masturbarte debiste pedirme permiso. Para todo tenés que pedirme permiso, hasta para respirar. ¿Queda claro, putito?
-Sí… sí, señor… -aceptó él.
-¿Querés seguir teniendo mi verga? –le pregunté.
-¡Ay, si! ¡Sí, señor, sí! –fue su enfática respuesta.
-Muy bien, entonces vas a ser un perrito faldero de tan obediente. ¿Entendido?
-Sí, señor… Lo que usted quiera… -aceptó y me dispuse a dar el paso ...
... siguiente de mi dominación, que era iniciarlo como spankee.
-Fuiste un nene malo y a los nenes malos hay que castigarlos. –le dije mientras me incorporaba para después sentarme en el borde de la cama.
-Parate. –le ordené y él obedeció sin demora.
Un segundo después lo tenía echado boca abajo sobre mis rodillas, sin que hubiera mediado por su parte la más mínima protesta.
-¿Me… me va a pegar, señor?... –se limitó a preguntar.
-Sí, nene malo, te voy a dar unos buenos chirlos en esta colita tan linda que tenés… -confirmé mientras le acariciaba las nalgas.
-Sí… me lo… me lo merezco, señor… -aceptó él en un murmullo con esa vocecita que bastaba para ponerme a mil.
-Contá cada chirlo. –le ordené mientras me deleitaba con la tersura de la piel de ese culo que me pertenecía. Alcé mi mano derecha y la dejé caer con fuerza.
-Uno… contó el nene luego de exhalar un gemido que interpreté como expresivo de una mezcla de dolor y placer. Mientras seguía nalgueándolo crecía mi certeza de que el muy putito estaba gozando de la paliza. No me asombró. Un padre muerto cuando él era muy chico y una necesidad insatisfecha del rigor que lo condujera por el buen camino, el camino de la obediencia, el único camino posible y deseable para un sumiso como él.
Noté que el pito se le había puesto duro y mi verga también lo estaba. Por primera vez en mucho tiempo me sentía en condiciones de un segundo polvo y éste sería en su boquita. Recién después de que tragara toda mi leche le ...