SANTA MARÍA, LA PINTA Y LA NIÑA - Relatos Eróticos

SANTA MARÍA, LA PINTA Y LA NIÑA

Cuando la empotré hasta el fondo, Danna apoyó la cabeza y las tetas en las sábanas. Me enanqué sobre el culo y bombee suavecito, hasta que mi hembra tomó el ritmo. Tirado sobre su espalda, le amasaba las tetas y la besaba, toda, toda, hasta donde llegara. Cuello, orejas, los hombros. ¡Es tan hermosa!
Danna, apoyada como estaba, no necesitaba las dos manos para sostenerse, por lo cual se acariciaba la concha, especialmente el clítoris. ¡Buscaba un nuevo orgasmo! 
-Dame fuerte, papito… ¡Fuerte! ¡Más, más! ¡Con todo! – Danna estaba ardiente. ¡Me encanta! - ¡Papito! ¡Qué lindo es cachar contigo! ¡Quiero hacerlo todos los días en todo momento!
	No hay eufemismo en sus palabras. Brigita es la destinataria. 
Agarré un ritmo de loco. Ella movía el culo para todos lados, carcajeaba, gritaba, gemía… ¡El show que Danna brindaba a su mamá era total!
Las palabras y los gestos los acompañó con un nuevo orgasmo. Quedamos ambos “tirados” sobre la cama. Yo no había eyaculado, por suerte. ¡Podía seguir con el “espectáculo” un rato más! La hermosa peruana giró bajó mío, me besó en los labios, con suavidad y amor, y me dijo quedo, al oído…
-Papito… ¿llamamos a Jazmín?
-¿Y tu mamá?
-Nada. Que le dé más envidia y más ganas…
-¡Jajaja! ¡Sos tremenda! – Evidentemente Danna tiene mucho que devolverle a la mamá. – Ya que vino a conocer en vivo lo que yo le contaba…, ahora que se lo aguante… 
-¿Le contaste todo lo que hacemos? – Yo estaba un poco anonadado. ¿Qué pensaría la vieja de ...

... mí?
-Deja que la llame. – Salió de abajo mío y fue hacia la puerta. 
-¡Jazmín, tesoro, ven un momento!
-¡Voy mamá!
Danna volvió a la cama. Ambos nos sentamos en el borde. Jazmín entró como tromba.
-¡Acá estoy! 
-Si, mi amor, me gusta. – Danna, más pícara que la madre y la hija, me  tomó la pija y la bamboleaba alevosamente, ante la mirada y la risa de la nena.
Sin dudar, Jazmín se tiró a mis brazos, para besarme en la boca. Se sentó a horcajadas. Danna direccionó la pija a su conchita. Se la enterró de una. ¡Sin tanga! ¡Siempre lista!
Ensartada,  comenzó a cabalgar con risas y gemidos. Danna la acariciaba, la besaba . y la desnudaba. Cuando la poca ropa que Jazmín tenía quedó desparramada por allí, me dediqué a chupar los tremendos pezones. Besaba, chupaba, lamia. ¡Son tan ricos! Ella gozaba… ¡yo también! 
-Amorcito…, te lleno la conchita… - Apreté a la nena contra mí.
-¡Si dale! ¡Yo también! ¡ME VIENEEE! – Jazmín me ahorcaba con sus brazos.
Acabamos ambos al mismo tiempo, con abrazos y besos. Con todo el cuerpo y toda el alma, Danna nos abrazó a ambos en el momento del mutuo orgasmo. ¡De seguro Brigita se habrá enterado!
¡Todos muy felices! Danna es tan excepcional, mostró tanta alegría como la nena y yo, a pesar que la concha que recibió mi semen no fue la de ella. 
-Salí despacito amor. Quiero tomarme la lechita de Papi. – Mamita no quiere desaprovechar nada. 
Jazmín se paró frente a mí, sobre la cama. Se inclinó apoyándose en mis hombros, ofreciéndole el culo a la ...