El moro me hizo suyo
Fecha: 04/10/2018,
Categorías:
Gays
Autor: danisampedro91, Fuente: CuentoRelatos
Eran tiempos de crisis, y los trabajos abundaban poco, no había manera de conseguir trabajo fijo. Lo único que conseguía eran trabajos eventuales en el puerto. Hasta que me salió la oferta de embarcar en uno de los congeladores que iban a pescar a aguas de Marruecos.
No dudé en aceptar la oferta. La campaña sería de 6 meses, pero tendríamos que convivir con trabajadores marroquíes, y es que más de la mitad de los trabajadores, serían de nacionalidad marroquí. No me importó ese detalle, aunque mucha gente no quería ir por ese detalle; yo no soy ni era racista, así que daba igual la nacionalidad de la gente.
A la semana siguiente tenía que estar en Las Palmas, para embarcar desde el puerto de la Luz.
Llegó el día y allí estaba yo. Nos habían enviado el billete de avión, y desde el aeropuerto nos llevaron a un hotel en espera de la llegada del barco, el cual atracaría al día siguiente, y en uno o dos días, iniciaríamos la campaña.
Cuando llegué al hotel, el único español que había era yo; Los demás españoles eran oficiales o técnicos; allí todos los demás eran marroquíes. Nos fueron agrupando por parejas, y a mí, por supuesto me tocó un marroquí. Esas parejas eran para compartir habitación en el hotel, pero serían igual al llegar al barco.
El marroquí que me toco de compañero, era mayor que yo, pero no pasaría de los 35 años. Era más alto y fuerte que yo; yo mido 1,65 y un peso en aquellos momentos de 58 KG; y el rondaría los 1,80, y cerca de los 80 KG de peso. ...
... En la habitación del hotel nos presentamos, él se llamaba Jabibi, y yo Dani.
Durante ese día en el que no nos separamos, no dejó de escrutarme; cada vez que veía como me miraba, notaba como si quisiera desnudarme con sus ojos, vamos que no sacaba la vista de encima mía.
Ese día prácticamente lo dedicamos a conocernos y pasear por Las Palmas. Recorrimos el paseo de La playa de Las Canteras, Santa Catalina, calles adyacentes, etc. Jabibi, nunca se despegó de mí, a donde iba, venía él, no perdía ni un solo movimiento o gesto mío. Si me quedaba sentado en la terraza del bar, él también, si me levantaba e iba al aseo, o a comprar cualquier cosa, él me acompañaba. Incluso cuando fui a comprar unas cosas para aseo personal, y unos slips, él no me dejó ir solo, vino conmigo, era como mi sombra. En una de las ocasiones que tuve que ir al aseo, entré en el escusado, pues cuando salí, allí estaba esperándome.
Al llegar la noche e irnos a dormir, al desnudarnos uno enfrente al otro, él no perdió detalle de todo mi cuerpo, y lo que yo hacía. Me saqué toda la ropa incluido slip; ya que iba a ducharme; al agacharme a coger unas chanclas en la maleta, mientras las iba buscando, se acercó a mí, me puso una mano en la espalda, y me dijo: Dani, tienes un cuerpo muy bonito, y un culo que no sé si podré contenerme. Llevo meses sin probar mujer, y tú me estás provocando. Mientras iba hablando, me iba frotando la mano por la espalda, hasta llegar a mi culo y pasar la mano por todo el canal. ...