SANTA MARÍA, LA PINTA Y LA NIÑA 3
Fecha: 06/08/2023,
Categorías:
Hetero
Tus Relatos
Autor: CARAMELO, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X
... en la conchita. Se fue sentando…, ¡hasta el útero!
Nos besamos. Bajo la blusita le acaricié los duros pezones. Jazmín comenzó a cabalgar apoyándose en las rodillas, sobre la butaca. ¡Algo muy hermoso! Cogerla con su lengua jugando con la mía es muy lindo…, excitante. La tomé de los cachetes del culo y la apreté contra mí. Las bocas soldadas apagaban nuestros gemidos.
-¡Ay! ¡Ay! ¡Papito! ¡Ay! ¡Me corro! – Me abrazó con toda su fuerza el cuello. Se estremeció y descargó sus fluidos, seguro también con orina, como casi siempre. Mi eyaculación llegó al momento.
-¡Mi angelito! ¡Te lleno! - ¡Me tocó a mí! ¡Flor de acabada!
-¡La locura total, papito! – Jazmín me llenó de besos y caricias. - ¡Estoy tan feliz!
-Quédate quietita un ratito, mi amor. – Relajé la pija para su flaccidez. Tengo un par de dedos en su hoyito trasero. Jazmín no dejaba de moverse. – No te muevas demasiado. Busca en la guantera los pañuelitos. Alcanzámelos.
Jazmín giró sin retirarse. Abrió la guantera y sacó los pañuelitos.
-Eso, dámelo. Ahora, despacito. Cuando sientas mi mano en la ...
... conchita, levantate. Te pongo los pañuelitos para que no chorrees.
-Ah…, me gusta sentir chorrear tu lechita sobre mi cuerpo, en las piernas, en la pancita, en la cara, en todas partes. ¡Me gusta!
-Si…, pero no quiero manchar el auto.
-Mañana lo limpio. ¿Te acuerdas lo bien que limpié el sillón en casa? ¡Ni mamá se dio cuenta!
-Es que mañana tengo que salir temprano. Luego vemos. Ahora ten cuidado. – Se levantó despacito. Mi mano cubrió la conchita con el pañuelo. Mi pija, fláccida, quedó colgando. – Ahora ponte la tanguita con cuidado, y apretá el pañuelo.
Jazmín lo hizo perfectamente. ¡No solamente es hermosa cogiendo! Es obediente y solidaria.
-¡Ahora te la limpio! – Se arrodilló entre mis piernas y se dedicó prolijamente a lamer y chupar. Sentí como la pija volvía a endurecerse…
-¡Ay amorcito, tengo ganas de hacer pis! – De golpe sentí la necesidad. No sé si su exquisita “limpieza” la alentó.
-No importa papito, dámelo, luego te limpio de nuevo.- Estuve meando en su boca como un minuto. Nuevamente la nena me la dejo limpia y brillante.