1. La vida de Isabel


    Fecha: 04/10/2018, Categorías: Infidelidad Autor: acapucio, Fuente: RelatosEróticos

    La tarde antes me había acompañado mi madre al pediatra con Iván para que le hiciera una revisión, la de los nueve meses y todo estaba bien.
    
    Cuando nació, rubio y con unos ojos azules casi blancos sin llegar a ser albino ella exclamo, rubio como su madre de pequeña y con los ojos igualitos a los de mi difunta madre que en paz descanse.
    
    Mi madre se quedo con Iván la mar de contenta y yo fui a la estación del tren como tantas otras veces.
    
    Dos años antes junto con mi marido y el medico habíamos acordado comenzar un tratamiento de fertilidad pues no me quedaba embarazada, los espermatozoides de mi marido eran escasos y débiles, el tomaba unas vitaminas y yo me trasladaba los miércoles desde Tarragona donde vivimos a Barcelona a una renombrada clínica.
    
    Llevaba seis meses con los dichosos viajes semanales, salía pronto de casa pues el tratamiento comenzaba a las nueve de la mañana, al salir de la clínica sobre las once aproximadamente, donde me hacían reposar después del tratamiento, me aconsejaban relajarme para ello solía pasear un rato mirando escaparates, después comía en un restaurante.
    
    Casi siempre sola ya que no era necesario que nadie me acompañara y después a media tarde regresaba a tarragona, era un trayecto muy cómodo, algo más de una hora.
    
    Ese día ¡Lo vi! Era él no había ninguna duda. Me pare en la acera y espere que llegara, cuando me vio, nos abrazamos y nos besamos como si hubiéramos estado juntos el día anterior, hacia casi siete años que no nos ...
    ... veíamos, cuando tome conciencia de donde estaba era a escasas dos manzanas de su casa, sin decirnos nada nos cogimos de la mano y caminamos.
    
    Al llegar a su casa, todo estaba igual y nosotros también, me dedique a desnudarlo lentamente, notando como su cuerpo se tensaba a cada roce de mis manos sobre él, a su vez el tomo los tirantes del vestido y los hizo caer de mis hombros, al quedar en el suelo entonces y solo entonces comenzó a besarme el cuello, y puso sus manos en mi espalda, sobre ese camino que tantas veces había recorrido, las piernas me temblaban solo con imaginar lo que se avecinaba.
    
    Aún con los pantalones puestos y yo en ropa interior, me alzo del suelo como una pluma y me llevo a su habitación, por el camino comenzamos un morreo cómplice, para nada desesperado, sin urgencias los dos sabíamos que eso solo había empezado, no como terminaría aunque poco importaba.
    
    Me tendió en la cama, me saque la poca ropa que quedaba mientras él, solo con la mirada me hacia hervir la sangre, cuando se bajo el pantalón vi que seguía sin emplear ropa interior.
    
    Se arrodillo a mi lado y con ternura más que con lujuria comenzó a acariciar mi cuerpo, me rozaba apenas y me llenaba de besos, cuando ya estaba en un estado de excitación insoportable, fue cuando dio el cambio.
    
    Se convirtió en la fiera que había sido siempre, pero nunca antes del momento idóneo.
    
    Se coloco entre mis piernas y primero lamió los pezones que ya estaban a punto de salir disparados, rodeo los pechos ...
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