Otra noche de sexo como tantas - Relatos Eróticos

Otra noche de sexo como tantas

... bajé mi mano tosca hacia su sexo, desabroché su short y la metí bajo su tanga, estaba rebozando de esa dulce y deliciosa humedad femenina, y ese pequeño botón de placer que inconscientemente buscaba que lo tocara.

Era hermoso sentir cómo su clitoris estaba húmedo e inflamado, así que decidí arrancarle su mini short y su tanga... besando su abdomen lentamente y bajando lentamente hacia su vulva.

Luego la miré traviesamente y ella me sonrió como dándome luz verde para poder devorar ese hermoso sexo de ella.

Abrí sus labios mayores y los menores, sus pocos vellos púbicos dorados, su vagina y feminidad expuestas ante mí, esperando a ser devoradas.... incliné mi cabeza hacia ella, y comencé a lamer suavemente sus labios y su vagina.

Metí lentamente mi lengua en ese hermoso agujero de carne, húmedo y deseoso de mí, gemía fuertemente mientras hacía mis movimientos circulares desde su vagina hacia su clitoris, succionando suavemente este último.

Su cara de placer lo era todo para mí, ver a mi hermosa mujer caliente y deseosa... me motivaba más a darle placer.

La lamí y succioné como si no hubiera un mañana, disfrutaba verla regocijarse de placer y sentía como pulsaba su clitoris, su respiración acelerada se sincronizaba con mis lamidas... era hermoso disfrutar de las mieles y los jugos de su vagina, mieles dulces y a la vez un poco saladas.



Ella gritaba: si, si, si, siii! Era porque ya venía un orgasmo a su clitoris, entonces yo presionaba más fuerte con mi ...

... lengua hasta que en eso, sus jugos vinieron de manera generosa a mi boca y dejó escapar un gemido fuerte, había experimentado una vez más esa amada le petite morte, de manera intensa.

La vi con una sonrisa enorme, y su cara de intenso placer, su boca abierta y sus ojos llorosos.


Cuando en eso, ella se levanta rápidamente y se abalanza sobre mí, como loca me empieza a besar el cuerpo, un beso tras otro en mis hombros, mi espalda, mi pecho, mi abdomen mientras me abraza y luego luego desabrocha mi pantalón, y puede verse mi miembro todo grande, hinchado y erecto saliendo de él un suave fluido preseminal, esperando su momento.

Ella de manera impulsiva, se lanza sobre mi pene expuesto y empieza a succionarlo de manera desesperada, me encantó sentir sus labios húmedos succionando mi miembro el cómo con su lengua lamía y succionaba mi orificio, era raro sentir cómo  su lengua intentaba entrar en mi meato pero me agradaba mucho, estaba excitado como un loco, aguantando todo por no venirme, pues al verla toda inundada de placer y bajo el efecto de sus hormonas me pusieron muy caliente, yo gemía suave mientras sentía como me devoraba el pene y los huevos junto con mis vellos púbicos, me encantaba que los apretada suavemente con su mano mientras me succionaba fuertemente el glande.

Repentinamente, ella deja de hacerlo... se tumba a la cama y se abre de piernas, con sus manos abre sus labios vaginales y una vez más con su vagina expuesta, me dice: ven... ven papacito... ya ...