Otra noche de sexo como tantas - Relatos Eróticos

Otra noche de sexo como tantas

... introdujo mi pene, empezando a dar fuertes sentones... yo estaba muerto de placer, mi pene ya no podía más... después de tanto aguantarme, le dije a ella que me vendría y puso una cara feliz y de lujuria y me dijo: vente, papacito... que quiero que eches dentro de mí tu rica esencia de hombre, vente mi rey... mientras seguía dando fuerte sus sentones, sentía que me temblaban mis huevos ya hinchados, y en eso una gran fuente de jugos se dejó venir... ella se vino junto conmigo, dejando salir un grito de extasis al mismo tiempo.

Su dulce néctar de mujer cayó encima de mí  mientras gritaba de placer y yo me vine dentro de ella, gritando también fuerte... sentí cómo mi esencia de hombre salió disparada hacia su vagina, y ella sintió como su squirt vino disparada hacia mí.

Sentía que del placer me iba a dar un infarto, y a ella también. 

Ambos terminamos a la misma vez, como esos dos amantes sincronizados y destinados a ser uno sólo durante el sexo.

Rendidos ambos ella se dejó caer sobre mí aún con mi pene dentro de ella y yo, solamente di un hondo suspiro.

Ambos hadeabamos del intenso placer, cansados, sudados y temblando pero bien satisfechos... a ella le temblaban sus piernas, estaba como en trance.

Ella recargó su cabeza sobre mi pecho sudado, y su cabellera rubia también lo estaba... suspiraba plácidamente junto conmigo.

La acaricié suavemente su bello rostro, su cabello y ella tomó mi mano y la beso tiernamente.

Me dijo: eres el amor de mi vida, te ...

... amo, Rick... y comenzó a llorar como siempre lo hacía después de cada vez que teníamos sexo.

Y yo le dije: tú también eres el amor de mi vida, mi amada princesa, gracias por existir, mientras la abrazaba, la acariciaba y besaba su frente sudada y suave.

Saqué mi pene ya flácido y cansado de dar dura batalla, estabamos envueltos en nuesttos propios fluidos, sudors saliva, semen, squirt, sus lagrimas en mi pecho, así nos quedamos en la cama.

Me acomodé de tal manera que ella pudiera acurrucarse en mi pecho, y le dije: te amo más que a nada en el mundo, lo eres todo para mí, gracias por existir mi dulce y frágil princesa del amor.

Ella conmovida lloraba y decía que ella también me amaba, y que era su sueño hecho realidad.

No me quedó más que sonreír, besarla a los labios y seguir acariciando su suave espalda.

Rendidos y acostados en la cama quedamos acurrudados ella y yo, y del mismo cansancio nos dormimos siendo uno solo, no nos importo estar desnudos, solamente queríamos estar juntos nuevamente ella y yo, como en esta y todas las vidas ya vividas y por vivir.

Primero durmió ella, fue tan hermoso verla como una hermosa muñeca frágil dormida, rendida, sonrojada por la acción y el esfuerzo... fue su regalo de cumpleaños número 27, todas las semanas lo hacemos pero esta vez quise que fuera aún más intenso todo, después de todo mi amada se merece que su hombre 6 meses menor la complazca.

Mi amada muñeca... siempre serás el amor de mi vida, mi amada ninfa del ...