1. Dando una lección


    Fecha: 05/10/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... timidez salió a flote otra vez. Por más que le dijimos que no pasaba nada, que había sido un accidente, el no quiso volver a jugar. Después de un rato dejamos la barca y paseamos por el parque. Al llegar a la casa de drácula, Oscar preguntó si podíamos montar, Javi mi marido, no tenia ganas y, por que el niño no se sintiera triste, le dije que montaría yo con él.
    
    Sacamos la entrada y nos pusimos en la cola. Al llegar la vagoneta a nuestra posición, entramos. Oscar se sentó en el lado de dentro y yo en el de afuera, bajaron el anclaje y el carrito se puso en marcha. Entramos por la primera cortina y todo estaba oscuro, agarré a Oscar de la mano, para que se sintiera tranquilos y, al sonar el primer grito, apretó mi mano. Con el segundo monstruo se abrazó fuertemente contra mi pecho y en el tercero hundió su cara entre mis tetas. Yo le acariciaba y le decía que no pasaba nada, pero el estaba asustado, separó su cara y, al ver la postura que teníamos se separó violentamente y se puso colorado. Me quedé sorprendida y no sabía que decirle, pero en el siguiente susto volvió a apretar mi mano y parecía que se le pasaba el apuro. Cuando salimos de nuevo a la calle, Oscar ya estaba tranquilo y me dijo:
    
    -Tía, no te enfades.
    
    -No tengo por que enfadarme, si no ha pasado nada.
    
    -Pero tenía mi cara en....-y miró a mi pecho.
    
    -Mira Oscar, no pasa nada. No le des importancia, yo no me enfado por eso. ¿Vale?.
    
    -Vale tía, y me dio un beso en la mejilla.
    
    El resto del día fue ...
    ... tranquilo y lo pasamos genial. Cuando llegamos a la casa, Oscar venía dormido en el asiento de atrás y mi marido tuvo que subirlo en brazos hasta su cuarto. Mientras Javi, terminaba de meter el coche en el garaje, yo desnudaba a Oscar para ponerle el pijama. Le quité la camiseta y, al quitarle los pantalones, vi que tenía una erección. Para su corta edad, trece años, tenía un buen bulto y, pensando que podía dolerle, le bajé un poco los calzoncillos. Él se removió un poco, dijo algo que no pude entender y comenzó a aflojársele su colita. Pero al volverle a poner los calzoncillos y, cuando comencé a ponerle los pantalones, comprobé que estaba otra vez erecto. Me puse colorada y, al sentir los pasos de mi marido subir por las escaleras, me apresuré en vestirlo y en terminar de acostarlo.
    
    Esa noche y con motivo de que Javi se marchaba, tuvimos una sesión ardiente y placentera de sexo, aunque en muchos momentos mi mente dibujaba el bulto del niño en sus calzoncillos y me calentaba.
    
    Al día siguiente me levanté y me puse la bata, que era corta y me llegaba a medio muslo. Como había pasado la noche haciendo el amor con mi marido, solo llevaba el tanga puesto. Abrí las cortinas y la ventana dejando el aire pasar a la habitación, salí de la misma y entré en la del niño. Para asombro mío ya se había levantado y había echo la cama, abierto la ventana y bajado a desayunar.
    
    Entré en la cocina y le vi sentado en la mesa, con un vaso de leche y un libro, que parecía interesante pues ...
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