1. Dando una lección


    Fecha: 05/10/2018, Categorías: Incesto Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... no se percató de que lo miraba.
    
    -Buenos días Oscar.- Dije suavemente entrando en la cocina.
    
    -Buenos días tía.-Dijo sin levantar la mirada del libro.
    
    -¿Has dormido bien?.-Insistí.
    
    -Muy bien tía. ¿Y tú?.-Dejándome un poco sorprendida.
    
    -Yo.., bien. Muy bien. ¿Qué lees?.
    
    -Un libro que nos han mandado en el colegio para el verano. "Maleficio" de Stephen king, tenemos que hacer luego un trabajo sobre él.
    
    -Debe ser interesante, como no levantas la mirada de él.
    
    -Si.-Dijo, levantando la mirada por primera vez del libro.
    
    Yo me di la vuelta y abrí un armario de arriba para coger el tarro de café. Al estirar el brazo para alcanzarlo, la tela de la corta bata se subió un poco y sentí como la mirada del niño se clavaba en mi culo. Me sentí halagada pero enseguida bajé el brazo. Me serví el café y me senté enfrente de él al otro lado de la mesa. Le miré a los ojos y él se ruborizó y volvió a la lectura. Me terminé el café y, levantándome de la silla, le dije:
    
    -Voy a ducharme. Si quieres algo pídemelo.¿Vale?.
    
    -Vale tía.
    
    Y me fui al cuarto de baño. Como estaba acostumbrada a estar sola, inconscientemente no cerré la puerta, abrí el grifo y me desnudé. Entré dentro de la duche y me coloqué bajo el chorro de agua caliente. Al cabo de unos minutos cerré el grifo y abrí la puerta, pude escuchar unos pasos y me di cuenta de que Oscar me había estado observando. Eso me enfadó un poco y decidí que tenía que castigarlo. Pero tenía que ser algo que no ...
    ... olvidara.
    
    Me sequé y me puse la bata, solo la bata, y salí del cuarto del baño una vez recogido. Bajé a la cocina y allí estaba Oscar, enfrascado en su libro. Se le veía un poco sofocado y aturdido. Me sonreí.
    
    -¿Qué quieres de comer hoy?.- Le pregunté.
    
    -Me da igual tía, pero si puede ser pasta mejor.
    
    -De acuerdo.
    
    Abrí un armario de la parte inferior y me agaché, sin doblar las rodillas, lo que hizo que la bata dejara ver, generosamente, mi trasero. Volví a sentir su mirada en él y me levanté despacio. Anduve hasta el fregadero y llené la cazuela de agua. Al girarme hacia la placa, hice como que tropezaba y derramé el agua de la cazuela sobre mi pecho, haciendo que se marcaran sobre la bata mis tetas y los pezones. Oscar se sobresaltó y se levantó para ayudarme y, al verme así, se puso colorado, muy tensó y salió de la cocina. Yo sonreí y, después de recoger el despropósito, salí en su busca. Entré en su habitación y le vi tumbado en la cama boca abajo. Entre y me senté junto él.
    
    -¿Qué pasa Oscar?.
    
    -Tía, es que eres muy guapa.
    
    -Gracias, pero no me has contestado. ¿Por qué te pones tan nervioso?.
    
    -Es que...,me da vergüenza.
    
    -Pues que no te de vergüenza. Soy tu tía, puedes contármelo.
    
    -¿Te acuerdas de mis primos mayores, Pedro y Antonio?.
    
    -Si, me acuerdo de ellos.- Eran dos años mayor que él y siempre se estaban metiendo con el pequeño.
    
    -Pues dicen que soy una niña. Que para ser un hombre tengo que haber visto a una mujer desnuda. Cuando se enteraron ...