1. Apuré, chamuyé y me garché a mi suegra


    Fecha: 17/08/2023, Categorías: Infidelidad Tus Relatos Autor: anonymus1850, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X

    Bueno, así arranca esta bonita historia, (bonita para mi, que me comí ese caramelo que tengo por suegra) y los hechos que me llevaron a consumar mi mas ardiente deseo; cogerme a la vete que me volvió loco desde que la conozco.
    
    Mi esposa y yo vivimos cómodamente gracias a nuestros trabajos, ya que los dos somos profesionales. Mi esposa es una mujer de 33 años de cuerpo normal, unos pechos redondos y pequeños, unas caderas estrechas y un culito muy apetitoso, del cual disfruto cada vez que nos entregamos a los placeres del sexo.
    Yo tengo 35 años, me mantengo en forma ya que juego al fútbol en el barrio.
    Mi mujer dice que tengo muy buenas piernas y sobretodo lo que más le gusta de mí es mi verga, 18 cm y bastante gruesa, dice que es la mejor que pudo haber encontrado. Ella disfruta realmente con mi miembro, ya sea en su boca, en su ojete o en su concha.
    
    La historia que les voy a contar es lo que fue pasando para terminar cogiendo con mi suegra, una mujer de 67 años, bastante conservada para su edad, con esa belleza que solo la madurez concede a algunas mujeres, mina seria, tiene un porte autoritario, sabe vestir muy bien aunque bastante recatada.
    
    Muchos vestidos formales y cabello recogido sobre sus hombros, esto le da un aire de seriedad y sensualidad a la vez.
    Relativamente alta y con un cuerpito fenomenal. Deliciosas tetas, caderas exquisitas y unas nalgas que no se caen aún, para su edad tiene terrible orto, cosa que siempre me encantó mirarle y codiciarle a la ...
    ... guacha.
    
    Mi suegro es bastante mayor que ella, tiene 75 años, pero por el trabajo pesado que hacía (construcción) parece mas jovato todavía, es petiso y pelado, (tiene un orto gigante para que semejante hembra le haya dado pelota el hijo de puta!).
    
    Su voluminosa panza lo hace verse aún más envejecido. Ellos viven en otra ciudad, en el interior de la provincia de Buenos Aires, pero por motivos de salud de mi suegro, tuvieron que trasladarse temporalmente a nuestra casa, para seguir un tratamiento en una clínica cerca de nuestra ciudad.
    
    Yo soy un tipo bastante desinhibido, por lo que regularmente cuando estoy solo en casa con mi esposa acostumbraba andar en calzoncillos diminutos que siempre marcaban mi herramienta. Esta costumbre tuvo que parar cuando mis suegros se mudaron con nosotros, ya que se instalaron en la habitación junto a la nuestra, así podríamos atender cualquier necesidad que tuvieran en algún momento, y más durante las horas de noche.
    
    Para ser francos, mi costumbre de andar en calzoncillos por la casa no fue lo único que debí regular, pues con sus padres durmiendo en la habitación continua, nuestras sesiones de sexo tuvieron que ser más recatadas y con menor expresividad, por lo que nuestras garchadas empezaron a consistir en besar a mi esposa, acariciar sus tetas unos minutos, abrir sus piernas y meter mi verga dentro de su conchita, empujarla por algunos minutos en su interior y acabar en forma silenciosa.
    En fin, unos polvos bastante deprimentes e ...
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