NUEVOS AGUJEROS - Relatos Eróticos

NUEVOS AGUJEROS

-Pórtate bien. No molestes durante el manejo. Es peligroso. – Danna trata “mejorar” el comportamiento de la nena.
-Está bien, me portaré bien…, más o menos…
-¡Jajaja! -  Todos reímos.
Me despedí amorosamente de Danna y Brigita, con zalameros besos en los labios, y subimos al auto. No lo había puesto en marcha, cuando Jazmín me tomó del cuello y me besó en la boca, con lengua y todo.
-No voy a dejar que beses a “esas viejas…” y a mí no.
-Está bien. No vas a quedar desatendida. – Respondí a su beso. Nada más hermoso. - Ni un segundo, siempre contigo, claro que sí. 
-No te mamaré, para no chocar, pero tú puedes meterme los deditos cuando te parezca bien.
Jazmín se paró y se sacó la trusa. 
-Así voy más cómoda y te será más fácil.
-Eres tremenda. – Jazmín se acomodó de rodillas sobre la butaca, girada hacia mí, se levantó la pollerita y me ofreció la conchita. Tomé el volante con la izquierda y le metí dos dedos de la mano derecha. Está húmeda, para variar. Fuimos jugando…, con el mete y saca. Ella con los ojos en blanco, la boca entreabierta con una sonrisa.
-¡Papito! ¡Esto es lindo! No dejes de mirar al frente…, pero no me saques los deditos de la chucha.
	La nena había insistido tanto, a su mamá y a mí –y hasta la abuela intervino para que venga-, que no pude negarme… ¡Al fin lo logró! Otro viajecito a mi casa.  	
La rutina fue la misma. Llegamos al departamento, esta vez sin interrupciones en el trayecto del ascensor, y la mamada fue inmediata… ¡apenas pude ...

... cerrar la puerta!
La tuve que levantar del suelo para llevarla a la cama. Pasé un brazo bajo el culito, mientras con el otro trataba de desnudarla, a su pesar, pues prefería seguir mamando. Al fin la pude acostar. Abrí sus piernas y fui a chupar el fabuloso juguito de su concha. Automáticamente, sin mirar ni pensar, llevé mis manos a sus tetitas, más que nada para estrujar los pezones. ¡Sorpresa…! ¡O no! No sé qué miraba, pensaba o sentía en días anteriores. ¡Le crecieron los globitos! Se notaba, algo pequeño, pero sobresalían tetitas… ¡una maravilla! Dejé la conchita para rectar hasta sus “tetitas”. Las besé como si fueran las de la madre, deteniéndome en esos pezones de locura. 
-¡Papito! ¡Papito! ¡Me vuelves loca! ¡Dios! ¿Qué hay más dulce que tu cariño? 
-¡Más dulce qué mi cariño eres tú, mi ángel! ¡Criatura del paraíso!

Lo hicimos suavecito, con mucho cariño, como siempre… ¡Jazmín me produce tanto amor! Es tan dulce, tan tierna. No tendrá, por ahora, las soberanas tetas de la madre o de la abuela para chupar…, pero eso se compensa con su perfecto culito como corazón, con su ternura, su sabor, su aroma, ese perfume que tiene entre las piernas, bajo sus brazos, en los piecitos. 
Luego de varias posturas y de varios orgasmos de su parte – prolijamente deglutidos por mi garganta -, le pregunté a Jazmín donde quiere que le eyacule. ¡Siempre le doy a elegir! Me importa mucho su placer, su gusto, o lo que le dé más ganas. Como tanta otras veces, me pidió que le acabe en la ...