Ya soy el puto del equipo (VII): Cena con hotel
Fecha: 06/10/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: janpaul, Fuente: CuentoRelatos
... que Abelardo me lo echó en cara como un reproche:
— ¿Tú, tan rico y no sabías que existía esto? Anda ya…
— Tú sabes que mi riqueza está en mi casa y muy reservada, que de ello no presumo, al menos hasta ahora y quien orienta mi vida es mi taita y don Fermín en lo económico…
— ¿Quién es ese don Fermín?
— El administrador, me dice taita que es honrado, y lo es.
— No te fíes, creo que hasta a ella debe engañarla, pero tú verás, lo raro es que nunca te hayan traído aquí.
— Mi taita no quisiera que saliera de casa, teme por mí…
— Bueno, bueno, ahora soy yo el que no me fío…, —dijo Abelardo.
— ¿Por qué?
— ¿Para una cena con nosotros en un hotel?
Razonando esto vislumbré a la puerta a Gunnar y le dije a Abelardo:
— Allá está Gunnar.
Fuimos hasta donde él estaba y, sin ningún preámbulo, nos hizo pasar al comedor. Me pareció una exageración y unos lujos desorbitados. No entendí nada. El nombre de «Camarón rojo» sonaba a un restaurante de playa, pero no a un hotel de cuatro estrellas. Ahí debía de haber gato encerrado. Pero Abelardo no se pudo aguantar, pensaba peor que yo y le dijo al míster:
— No entiendo por qué cenamos aquí, en un hotel a las afueras de la ciudad, lejos de todas partes. Diga usted qué pretende, porque no entiendo nada.
— Es simple, Abelardo, nada tenéis que temer…, es este un lugar discreto… y por eso he registrado una habitación para los tres, mañana es domingo, no hay clases y no tendremos prisa en levantarnos…
— ...
... Entiende, Abelardo, que Gunnar nos ha invitado aquí para pasar una noche maravillosa —intentaba yo calmar a Abelardo—, ya que hoy no podemos estar en el jacuzzi porque está cerrado, nos ha invitado aquí para hacer el amor en el hotel.
— Doro, esto no es el amor…, esto se llama sexo, un polvazo de un viejo con dos jóvenes…
— Si queréis iros, no os lo impediré ni lo tomaré en cuenta, pero soy yo el que os necesito y quizá me he equivocado, no quisiera que pensarais…
— No, Gunnar, no queremos pensar, ya está hecho, cenamos, follamos los tres, dormimos y lo dejamos estar ya en lo sucesivo, —dije, para que Abelardo no nos montara un drama a 16 km. de nuestra casa.
— Bueno, yo no quisiera ser la manzana de la discordia —iba diciendo Abelardo— quizá he comprendido mal, para mí estas cosas son del todo nuevas, pero pienso que Doro tiene razón y podemos estar en paz haciendo lo que ha dicho.
Cenamos con paz y tranquilidad, al poco tiempo habíamos olvidado todas las diferencias conversadas y las desconfianzas. Yo pensaba que Gunnar debió ser más sincero cuando nos invitó y habernos comunicado que la cena incluía habitación de hotel y sexo, pero a veces las personas no dicen todo para sorprender, no solo por mala intención ni deseos perversos. A mí me merecía el entrenador total confianza, a Abelardo recelo. Pensé que ya se vería por donde iría el asunto.
Cuando fuimos a la habitación, evidentemente ninguno de los tres llevaba pijama; además, como solía ser mi costumbre no ...