“Tuyo hasta el fin de los tiempos”
Fecha: 06/10/2018,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Urawan, Fuente: CuentoRelatos
Cada que podíamos nos entregábamos completamente en cuerpo alma y mente pero necesitábamos estar juntos, completamente solos los dos sin que nadie nos moleste por lo que decidimos irnos al campo a pasar un lindo fin de semana sus dos hijos que pasarían con su padre, ese momento sería el ideal para yacer con ella, no me importaba que tenga sentencia de muerte determinada, total todos la tenemos, la mayoría no la conoce ella sí, yo había aceptado eso, sabía que sufriría cuando me dejé por lo que debíamos aprovechar cada momento de nuestras vidas para estar juntos.
Generalmente nadie lo sabe pero mi Tangay materializada en María Fernanda, sí, no podía dejar que se marche sin amarla cada podamos. Total ella era mi hembra Tangay y yo su macho Urawan.
El viernes por la tarde luego de la jornada de trabajo ya estuve donde ella. Toque el timbre con ansias de estar junto a mi diosa materializada. Allí estaba yo con mi infaltable sombrero negro de ala ancha, mis largos cabellos ensortijados, mi luenga barba, mi sonrisa y mi amor por ella. Tangay me ha dicho en más de una vez cuanto le excito únicamente con verme, eso a mi me gustaba mucho, ella también a mi pese a que no es la mujer que me guste pero algo tenía que me ponía muy excitado.
-Hola, ¿Cómo estás?
-Bien como siempre
-Pasa.
Entré en sus dominios que serían los míos hasta cuando ella lo permita. Me llevó a la sala de estar nos sentamos muy juntos, nos abrazamos, nos besamos tiernamente, nos miramos y buscamos ...
... nuestro ser interior.
-Estas linda, eres como una gata que busca que la ame, que la acaricie, que la mime y llene de mil amores. Me gustas mucho.
Ella ronroneo alegre al escuchar mis palabras.
No podíamos perder el tiempo, su vida se iba más rápido que la mía, sus días estaban contados, nos fuimos a sus aposentos, su lecho nos acogió, sin pérdida de tiempo me desnude en su delante hice que sus ojos gusten de mi cuerpo y me adentre en el mullido catre. Ella pesarosa de que su cuerpo ya había entrado en decadencia me lo escondió. Lo escondía, yo lo buscaba y encontraba, ella tenía vergüenza de su decadencia pero la veía hermosa, apetecible, sabrosa, regalada, deseable por ser una fruta madura exquisita como también era yo un fruto maduro que ella gustaba mucho.
-Traje buena música mística para compartir y sándalo para que se expanda en tus dominios.
-Sí eso me gusta cariño. ¿La música de tu programa?
-Si Tangay, cantos gregorianos.
Ya en el lecho empezamos a amarnos sin pérdida de tiempo, no podíamos perderlo, debíamos amarnos a raudales. La abundancia debía ser nuestra bandera. La riqueza y el exceso nuestra meta escondida en las profundidades del erotismo que a raudales corrían por el lecho. El deseo, la pasión y la lujuria eran nuestros.
Desde ese día caí en la cuenta que se debe vivir a diario, día a día. Desde ese día caí en la cuenta que nadie sabe hasta cuándo va a vivir por lo tanto vive.
Ya estamos desnudos en su catre, empezamos a recorrer ...