1. Ana 6: desencadenada (Parte 4 y Final)


    Fecha: 08/10/2018, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos

    Llegó fin de año. Ana sale del edificio y se encuentra con que Federico está en portería.
    
    —Uy pobre, te toca pasar la fiesta acá. — lo compadece.
    
    Está anocheciendo. Ana lleva un vestido azul, muy corto. Federico la observa, como de costumbre, ocultando el fuego que lo quema cada vez que ve a esa rubia preciosa.
    
    —No pasa nada. — dice. — igual ya estoy acostumbrado.
    
    Se quedan unos minutos charlando, contándose cómo pasaron la navidad. Ana se promete que si este año terminaba sin conocer la pija del Vigilador, el año nuevo comenzaría sintiéndola adentro suya. Lo haría sea como sea.
    
    Se va a la fiesta de fin de año en casa de sus padres. Entra al estacionamiento que está al lado del edificio y se sube al auto. Mientras va manejando piensa en todos los machos que inundaron su vida durante los últimos tiempos. Facundo, su amante adolescente, todavía estaba en la costa. Le había mandado un mensaje ese mismo día “fuiste lo mejor que me pasó en el 2016”. Pobrecito, piensa Ana, debe pensar que tenemos algo exclusivo. Si supiera a cuantos tipos me entrego… luego le vienen a la mente los tres pendejos extorsionadores. Ese trío no había dado señales ese sábado, lo que sólo significaba que muy pronto tendría que lidiar con ellos de nuevo. Pero ya había decidido que nunca más se los iba a coger. Lo lamentaba por Carlos, que era el único de aquel trío que le caía bien, pero tenía que deshacerse de ellos, se había propuesto tomar las riendas de su vida sexual y decidir con quien ...
    ... se iba a acostar, y ellos no estaban en la lista.
    
    Con respecto al vecino, desde que ella tomó la iniciativa y dejó que la gozara en el palier del edificio, su relación se tornó más normal. Pero de eso apenas unos días, lo cierto era que el tipo no estaba en Buenos Aires, así que era muy pronto para relajarse. Nada le aseguraba que no iba a volver más violento y sádico que nunca.
    
    Por otra parte, siente algo de pena por el cadete, que desde que lo hizo alucinar aquella tarde no lo volvió a ver. El chico le había mandado una solicitud de amistad, a la que había aceptado, sólo para dejarle el visto a los mensajes que le enviaba.
    
    Pero por ahora el que más ocupa su mente es Federico. Se le hace agua la boca imaginando que en cinco o seis horas estaría bebiendo la leche del Vigilador. La caballerosidad del tipo no la engañaba, todos los hombres eran como animalitos y querían coger a toda hora, él también tenía su faceta primitiva, estaba segura. Y si fingía no notar los avances de ella, entonces, simplemente haría algo más radical.
    
    La cena de fin de año resultó muy agradable. Había unas veinte personas, sus padres, sus tres hermanos, y un montón de tíos, primos y sobrinos. Comió poco, porque no quería sentirse pesada para cuando esté con Federico. En cambio, bailó mucho, lo que ayudó a que las horas pasaran rápido. Más de un primo y sobrino, parecía olvidar el parentesco que los unía, y mientras bailaban se frotaban en ella sin ninguna vergüenza. Siempre la enorgulleció ...
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