1. La noche de año nuevo


    Fecha: 09/10/2018, Categorías: Incesto Autor: Kalinero, Fuente: SexoSinTabues

    La noche de año nuevo. Noche de fin de año. Por fin había pasado el fatídico 2016. Un divorcio, una pedresión, y empezar de nuevo. Mi nombre es Sonia. Soy una mujer de 35 años cumplidos en diciembre. El año pasado me divorcié de mi marido. Descubrió que le ponía los cuernos con un compañero de trabajo. Después, mi amante me dejó. Decía que no estaba dispuesto a dejar a su mujer y a su familia para estar conmigo. Luego, se enteraron en el trabajo. No me renovaron. MI hijo Carlos también lo pasó mal. Es mi único hijo. Lo tuve con 19 años y fue el motivo por el que me casé con mi marido. Cumple los años en junio. En la noche de año nuevo tenía 16 años. Soy una mujer de pelo castaño oscuro, fuerte largo y medio rizado. Mi cara es más bien redondeada. Mis labios son largos, anchos y sensuales. Mi nariz es alargada, pero no puntiaguda. Mis ojos son marrones oscuros. Mido un metro setenta y cinto. Tengo los brazos y las piernas largas, elegantes, fuertes, estrechas en los tobillos y las muñecas y anchas en los muslos y los hombros. Tengo las caderas anchas, la cintura estrecha y el culo bien contorneado. Tengo las manos y los pies estilizados y elegantes, rematados por unos dedos largos. Mi amiga Rosa, una amiga del gimnasio, me ayudó a salir del bache. Empezó a apoyarme, a animarme a salir, a salir juntas. A mi hijo no le gustaba. Yo siempre lo achaqué a los celos. Decía que se estaba metiendo demasiado en la casa, que no me dejaba en paz, que era muy empalagosa. El caso es que ...
    ... Rosa se convirtió en mi mejor amiga. Me lo pasaba muy bien con ella. Nos reíamos de los tíos en las discotecas, etc… Rosa me había dicho que esta noche era especial. Que tenía que comentarme una cosa. Quedamos para después de las uvas. Rosa estaba divorciada, como yo, y cenaba con sus padres, pero después de las uvas, íbamos a irnos las dos a una fiesta, un cotillón de “solteros” en la que “seguro que íbamos a salir con pareja”. Carlos y yo nos vestimos para la cena y fuimos a casa de mis padres, sus abuelos. Allí nos esperaba el resto de la familia. Yo iba vestida como se viste en estas ocasiones: Un traje corto, sin mangas, negro y de lentejuelas, un chal encima de los hombros, por el frío, unas medias negras de encaje, unos adornos llamativos, los pendientes de aro, pulseras, collares, anillos y para finalizar, unos zapatos de tacón de aguja que me elevaba por lo menos 10 centímetros más. Mi hijo me miró detenidamente y frunció el ceño. A mí me daba igual sus reacciones celosas. Él también iba muy guapo, con una chaqueta y un pantalón de pinzas, oscuros, que reserva para estas ocasiones. El pelo rubio corto hacia arriba, con gomina y un perfume de hombre adulto. Se había puesto sus zapatos nuevos, y una corbata mal abrochada. También se iba de fiesta después de las uvas. Carlos todavía no se afeitaba más que una vez a la semana. Medía bastante menos que yo,. Mis labios le llegaban a la altura de su frente. La noche pasó sin pena ni gloria. No me acordé de mi ex-marido ni de ...
«1234...8»