1. Por fin he nacido


    Fecha: 10/10/2018, Categorías: Gays Autor: moisesx, Fuente: SexoSinTabues

    ... disfrutaban de la función. Nosotros acompañando la escena nos masturbábamos hipnotizados por la escena. Yo cada vez más borracho y más excitado. - Ven déjame! - espetó Miguel. Al tiempo que cogía mi polla y me sustituia en el satisfactorio trabajo de procurarme placer. Sumiso le deje hacer al mismo tiempo que agarraba su mástil, que apenas abarcaba a rodear con mi mano. Su prepucio subía y bajaba, alrededor del glande, acompañando el ritmo de mi mano. El tacto suave y caliente de ese trozo de carne aumentaba mi pasión, al mismo tiempo que sentía la humedad de sus líquidos preseminales que abundantemente secretaba. Esta sensación unida al placer de la paja que estaba disfrutando agitaban aún más mi respiración, disfrutando de una situación que hasta ahora nunca había soñado. Miré su rostro y comprobé que también él disfrutaba con los ojos cerrados. Ojos que se abrieron sorprendiendo mi curiosidad. Dejó su tarea me miró fijamente y agarrándome suavemente por la nuca me atrajo hacia así, acercó su rostro al mío y selló mis posibles protestas introduciendo su lengua en mi boca, mientras, ahora sí, casi con violencia me retenía fuertemente. Lleno mi boca con abundante saliva, de sabor repugnante, mientras con su lengua llegaba casi a mi garganta. Su húmedo órgano, blando y carnoso, se movía con habilidad hasta que consiguió que la mía aceptase el juego y ambas se fundieran en una explosión sensitiva mezcla de placer y asco. Nos fundimos con pasión mezclando nuestras salivas y ...
    ... disfrutando del calor de nuestros cuerpos. El beso acabó y con su lengua siguió lamiendo mi rostro, impregnándome de espesas babas con olor a cerveza y comida putrefacta. Sin mediar palabra me agarró del pelo y, sin violencia pero con decisión, guió mi cabeza hacia su polla. Comenzó a restregar mi rostro con su falo, mezclando sus líquidos genitales con la baba con la que previamente había untado mi cara. El estado de embriaguez impedía que vomitara aunque el olor era repugnante. Paró la presión con su mano y enfocó mi boca hacia su vástago: - Ahora esclavo trágatela, es toda tuya. Y ahora con brutalidad introdujo de un pollazo el gigante aparato en mis fauces. Yo creía que me iba a desencajar la mandíbula, pero mi boca se abrió milagrosamente engullendo todo el tronco carnoso hasta los huevos. Sentía sus embestidas en mi garganta, pero no había espacio para el vómito ni la queja. Me aplastó la cabeza contra su cuerpo y me mantuvo un buen rato; casi al borde de la asfixia, rojo y congestionado me sentía incapaz de luchar contra el sometimiento. Tiró de mi pelo hacia afuera y me liberó; las arcadas volvieron y esta vez si dieron como resultado el vómito. Sin tiempo a reaccionar me obligó a ponerme de rodillas y utilizó esta vez mi cara como fregona, embadurnándome como una croqueta en mis propios vómitos. Yo esta sin fuerzas ni voluntad y accedia a sus mandatos sin protestar. - lame, lame, Y yo lamía mi vómito. Era repugnante pero estaba excitado por tanta violencia. Me incorporó ...