APARECIÓ MARYÁNGELES - Relatos Eróticos

APARECIÓ MARYÁNGELES

... pija se deslizó por un conducto de terciopelo. ¡Hasta el fondo! Mis huevos golpeaban contra el perineo. 
-¡Dale, dale! ¡Mi amor! ¡Bombeá, si así! – Maryángeles acompañaba con sus caderas. Me miraba con sus maravillosos ojos negros y sonreía. - ¡Qué placer, mi amor! ¡No hay nada como coger con vos!
-¿Vamos en cuatro?
-¡Si! ¡Claro! ¡Lo que quieras, tesoro! ¡Me siento tan feliz! – Maryángeles no dejaba de gemir ante cada atropellada. Me enanqué sobre los glúteos. Su maravilloso culo acompañaba el mete y saca… - ¡Papito! ¡Me encanta tu pija! 
	Yo lamía, besaba y chupaba cada centímetro de la piel de su espalda. Giró la cabeza. Fui a su rostro. Lameteábamos con las lenguas, nos las acariciábamos mutuamente.
-¡Qué rico! ¡Qué rico! ¡Estoy en la gloria! – No sé si sería su típica expresión profesional, pero me gustaba oírla. - ¡Dámela! ¡Dámela! 
	Se tiró para una cucharita. Levantó una pierna y seguimos con el mete y saca en su culo. Giró la cabeza y nos besamos. Nuestras manos se encontraron en su concha. Enroscábamos los dedos mientras los refregábamos contra ella. 
-¡Mamita! ¡Estoy a punto! – Sentí palpitar a la pija.
-¡Vení a mis tetas! – Se colocó boca arriba, me acomodé entre sus tetas… ¡No duré nada! Llevé la pija a su boca. La sacudida fue inmediata. Los chorros de semen llegaron hasta la garganta.
-¡Uuummmmmmmmm! ¡Si! ¡Todaaaaa! – ¡Y tragó!
	No existe algo comparable como coger con este “ángel…”, no en balde se llama “maryángeles”. ¡Concha, culo y boca de ...

... ángel!
	Las pastillitas son efectivas. ¡La pija siguió erecta! Ya que estaba en esa posición, me coloqué encima para un misionero. Ninguna dificultad. Ella llevó sus piernas a mi cintura. 
-¡Adentro, dámela! ¡Si! ¡Si! ¡Asííí! ¡Dios! ¡Me hacés venir en todo momento! ¡Dale, dale! ¡Seguí,  seguí! - Meta bombear. Estaba calentísima. Casi me parte la cintura, no dejaba de acabar, orgasmo tras orgasmo. Mis manos en sus tetas y mi boca en la suya. ¡Sexo total!
-¡Mamasitaaaaa! – Sentí nuevamente una corriente en todas mis venas. ¡Cómo coge esta mina! - ¡Ayyy! ¡Síííí! - ¡Se la metí hasta el útero! Quedó rendida. 
-¡No doy más papito! ¡Acabé como diez veces! ¡Me hacés gozar tanto! 
	Quedamos rendidos, tratando de recuperar una normal respiración. Abrazados, con besos y caricias. ¡Dos extasiados amantes!
Nos arrodillamos en la cama, nos besamos y acariciamos. Me coloqué boca arriba. Maryángeles se arrodilló sobre mi rostro. Me dediqué a lamer, chupar y besar todo, desde el culo al clítoris, duro y descapullado. Me acompañaba con el movimiento de las caderas. Yo, prácticamente no tenía que moverme. No había problema de meterle la lengua hasta el fondo, en concha y culo. Entraba muy bien. Unos diez minutos así.
-Mamita…, quiero dormir un poquito…, para recuperarme…, y poder seguir… - Realmente estaba agotado.
-Si tesoro, yo también. – Nos pusimos para una cucharita, quietitos, sin sexualidad. Creo que a los muy pocos minutos estábamos dormidos…

Cuando desperté no quise molestarla. Me ...