1. Mi primo y su amigo australiano me follan en un barco velero


    Fecha: 18/09/2023, Categorías: Incesto Autor: Caprice, Fuente: CuentoRelatos

    Antes de nada, gracias por leerme y, como soy nueva en esta web, espero comentarios para conocer vuestras impresiones o sugerencias. Prometo responderlos todos.
    
    Después de doce años sin vernos, la reaparición de mi primo Nacho supuso una brisa de aire fresco a mis casi veintidós. Tiene un barco velero que necesitaba limpieza y mantenimiento. Durante unos días le ayudé con estas tareas, con la condición de que me llevara a pasear en barco tras realizarlas. También me interesaba pasar tiempo con mi primo y ponernos al día. Tanto nos pusimos al día, que surgió la llama del deseo carnal y follamos como conejos en el velero lejos de la costa.
    
    La historia se repitió los días siguientes.
    
    El último, cuando veníamos de pasar la tarde en Gandía, mi primo dijo que no podía esperar a llegar a puerto y follarme en el barco, y quiso que lo hiciéramos en mi pequeño y coqueto Seat 600 rojo. Me negué en rotundo argumentando que era demasiado chiquito, pero Nacho insistió tanto que paramos en un camino entre matorrales. Creo que debimos probar en todas las posturas del Kama Sutra, pero no hubo forma. Entonces entendió que la gente era más menuda cuando fabricaron el coche y se apañaban mejor.
    
    Después de aquello, un día mi primo conoció a Dylan y congeniaron desde el primer instante, gracias a la pasión de ambos por la navegación y el submarinismo. La tarde siguiente me lo presentó y los tres fuimos a navegar. El nuevo amigo es un australiano de treinta años y se confesó un ...
    ... enamorado de España y del Mediterráneo, desde que vino de vacaciones hace diez años. Le gustó tanto Denia que decidió quedarse, conoció a una chica y se casaron. Yo quedé prendada de sus ojos azules y labios carnosos. También de su inconfundible pinta de surfista con cabello rubio y rizado hasta los hombros, además de un tipazo que nubla el sentido.
    
    Dos días después fueron juntos a la isla de Ibiza. Allí estuvieron otros dos, recorriendo la costa con el velero y buceando en sus aguas cristalinas. La tarde que regresaron, además de narrarme sus aventuras, contaron que habían tenido tiempo para divertirse en la capital, jactándose especialmente de haber conocido a dos frívolas holandesas, a las que, al parecer, se follaron por todos los agujeros. Que lo hiciera mi primo es razonable, porque es soltero y no hay compromiso entre nosotros. Pero lo del otro, esto si tiene delito: casado y persiguiendo faldas, —mientras las conservaron puestas las de Países Bajos.
    
    Aprovechando que yo no trabajaba ayer, planeamos salir con el barco después de comer, con intención de pasar la tarde y la noche fondeados en una zona de acantilados poco concurrida, pero Dylan se apuntó en el último momento.
    
    Apenas llegamos, ellos se pusieron el equipo básico de submarinismo: gafas, tubo de respiración y aletas. Luego se lanzaron al mar. Yo no lo hice porque alguien debía quedar a bordo: nunca se sabe con los amigos de lo ajeno. Dylan fue el primero en regresar, me dio el relevo y me prestó su equipo. ...
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