1. Mi primo y su amigo australiano me follan en un barco velero


    Fecha: 18/09/2023, Categorías: Incesto Autor: Caprice, Fuente: CuentoRelatos

    ... las piernas cruzadas y el pájaro en el nido.
    
    —Al final se ha quedado buena tarde, porque han desaparecido las nubes que había en el horizonte cuando salimos. —Traté de dar conversación, aunque fuera estúpida, para no mirar la polla que tenía delante de mis ojos, no fuera a pensar el rubito que era la primera que veía en mi vida.
    
    —Parece que tienes mala cara, como si estuvieras mareada —me dijo el de los rizos pasando olímpicamente del parte meteorológico.
    
    —Deben ser las tres cervezas que he tomado y creo que me despejaré con un baño —respondí y me lancé al agua dando media vuelta y mostrando la cara oculta de la luna.
    
    Después de nadar un rato, me había relajado con el ejercicio y rebajado el calentón gracias al agua fría. Entonces decidí sentarme en unas rocas situadas en un entrante del acantilado. Allí pondría en orden mis ideas y ganaría tiempo para encontrar a Dylan vestido, aunque fuera con un taparrabos, cuando regresara. Entonces, como si fuera el periscopio de un submarino, un tubo de respiración emergió del mar, luego un rostro cubierto con gafas de buceo y finalmente el cuerpo escultural que me traía de cabeza, con aquello colgando.
    
    Con el rostro serio, a un metro delante de mí, Dylan aseguraba que me notaba rara, que llevaba mucho tiempo así, preguntando si trataba de evitarlo. Le miré de reojo el colgajo y murmuré tímidamente que no trataba de evitarlo, sino a cierta parte de su anatomía. Soltó un par de carcajadas al tiempo que daba un paso ...
    ... adelante, separaba las piernas y colocaba los brazos en jarra. Así propuso que se la tocara, asegurando que perdería la vergüenza si lo hacía.
    
    Mirar a otro sitio me haría quedar como una estúpida teniendo su polla delante de las narices. Por esto la miré fijamente, anonadada porque estuviera caída en estas circunstancias, negando tener vergüenza, sino miedo a lanzarme por las buenas.
    
    Conmovido por mi extrema candidez, el australiano insistió.
    
    Tímidamente tomé la polla con la mano derecha y acaricié los huevos con la cuenca de la otra. Debí haberlo previsto, pero me sorprendí con las palpitaciones del miembro a medida que crecía y crecía hasta parecer un torpedo apuntando a mi boca. Ansiosa adelanté la cabeza y lamí el glande unas cuantas veces antes de engullirlo. La mamada ganó intensidad gracias a los leves movimientos de pelvis de Dylan.
    
    —Imagino que algo más tienes en mente —le dije tartamudeando cuando se detuvo y la sacó.
    
    —Pensaba en algo más, pero solo si tú quieres. Nacho me dijo que eres muy apasionada —respondió y yo quedé anonadada pensando que mi primo era un bocazas.
    
    Entonces tuve claro que lo habían planeado antes de salir. Por esto se había apuntado a última hora el australiano, en plan encerrona para que yo no pudiera objetar.
    
    —Acepto con la condición de que no te corras dentro. —Mi respuesta fu firme tras asegurarme de tener el barco a la vista, presumiendo que Nacho nos vería. Luego recurrí a la broma, como hago siempre que estoy nerviosa—. ...
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