1. Mi primo y su amigo australiano me follan en un barco velero


    Fecha: 18/09/2023, Categorías: Incesto Autor: Caprice, Fuente: CuentoRelatos

    ... espalda con la mano derecha.
    
    —Ahora me toca a mí —dijo enrabietado, al tiempo que me separaba las piernas con el pie.
    
    Yo no dije nada, pensando que tan solo se trataba de un arrebato, percibiendo cómo me colocaba el glande en el coño y penetraba con dos empujones.
    
    —Cuando daba por el culo a una de las holandesas en Ibiza, solo pensaba que era el tuyo —afirmó gimiendo al tiempo que me follaba enfurecido y metía un dedo en el ano—. A ti te lo haré también, pero deberás pedírmelo, igual que lo hizo ella.
    
    —Lo veo difícil, porque eres un bruto —respondí negando con la cabeza, al tiempo que gemía y gemía de gusto.
    
    —Lo harás, pequeña, me lo exigirás, no tengo dudas.
    
    Nacho había retirado la mano de mi espalda y se apoyaba con las dos en mis caderas, entrando y saliendo de mí con bruscos movimientos de pelvis. En un momento dado, antes de protestar cuando creí que me destrozaría, con la cabeza girada sobre la sábana, vi de reojo que Dylan nos observaba por una de las ventanitas del techo, dejando claro que había desoído mi mandato de volver pasado un rato. Pensé que su intención era mirar y quise darle gusto.
    
    —Eres un flojo, Nacho, el chico que me desvirgó a los dieciocho, follaba mejor que tú.
    
    Ofendido con mi comentario malintencionado, levantó mis caderas y empujó mi cuerpo hasta quedar tumbada del todo en la cama bocabajo, sin apartar los ojos del fisgón. Me la volvió a clavar en el coño, arrodillado a horcajadas sobre mis muslos, se apoyó con los brazos en ...
    ... tensión y comenzó a follarme de nuevo, ahora con más intensidad, arrancándome alaridos de gusto hasta que, sin motivo aparente, dejó de moverse dentro de mí.
    
    —No te pares —supliqué entre jadeos de desesperación—. ¿Por qué te paras ahora que me faltaba poco?
    
    No respondió, introdujo ahora un par de dedos en el ano y comenzó a sodomizarme con ellos. El rubito seguía espiando en plan, esto no me lo pierdo. Yo respondí con los ojos, lanzándole un, todavía no has visto nada.
    
    —Está bien, Nacho, tú ganas —dije derrotada.
    
    —¿Qué es lo que gano? —preguntó y añadió en plan chulo—. Quiero que me lo pidas, o mejor, quiero que lo supliques.
    
    —Como quieras, Nacho, te suplico que me des por el culo. ¿Ya estás contento?
    
    Después de entrar y salir unas cuantas veces más, la sacó, la puso en la entrada estrecha y me fue empalando hasta que los huevos tocaron la raja. Se tumbó aplastando el pecho contra mi espalda, acercó la boca a mi oreja derecha y, después de mordisquear el lóbulo, me susurró con tono solemne:
    
    —Es mejor así —dijo acelerando el ritmo de las enculadas. Es mejor que te trate como a una zorra y tú a mí como un cabrón. Entre nosotros no puede haber otra cosa que no sea solo sexo. ¿Lo entiendes?
    
    —Tienes razón, cabronazo, pero deja de hablar ahora y dame por el culo, porque admito ser tu putita.
    
    —Antes quiero que te des la vuelta —ordenó metido en su papel—, porque quiero verte esa carita tan mona mientras lo hago.
    
    Obedecí y él separó mis piernas todo lo ...
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