Carlota, mi mujer. Clara, yo.
Fecha: 23/09/2023,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... dos tumbadas en su cama. Entonces, se quita las braguitas que sigue teniendo bajadas hasta las botas y me las da para que se las siga oliendo y lamiendo, mientras ella me abraza y me besa las mejillas, el cuello y los labios desde detrás. Me sube lentamente el vestido y pasa una mano por debajo de mis medias pantis negras y de mis braguitas también negras y con dos de sus grandes dedos estimula mi clítoris y penetra mi vagina. Tiene unos dedos tan largos y gorditos que por instinto me muevo sensualmente como si la estuviera cabalgando. Me siento demasiado satisfecha. Con la otra mano, acaricia mi cabello castaño, mis mejillas, mi cuello, mis pechos, mis pezones, mi cintura y mi esbelto abdomen. Mientras tanto, seguimos besándonos y yo oliendo y lamiendo sus braguitas. Es indescriptible lo que siento. Pasados unos quince minutos, siento un intenso orgasmo recorriendo mi cuerpo entero. Estando yo sentada delante y ella detrás, mi menudo cuerpo cae rendido abrazado a su gran cuerpo.
Pasados unos veinte minutos en silencio y recomponiéndonos, Carlota se levanta, me da la mano y yo también me levanto. Se pone otras braguitas, también negras y muy sexys. Nos abrazamos con fuerza durante unos minutos. En un momento dado, retiramos nuestras cabezas del abrazo y nos miramos intensamente. Puedo observar una intensa felicidad y a la vez una profunda melancolía en el rostro de Carlota.
–La vida, los años, su paso inexorable... Clara, hay veces que yo... Pienso mucho en eso. ...
... Todo va muy rápido, cada vez hay más frialdad, individualismo, narcisismo, frivolidad, apariencias, superficialidad, materialismo, confusión. Muchas personas no quieren abrir sus sentimientos, su corazón. No quieren permitirse sentir. Se hacen las duras, pero en el fondo tienen miedo a volver a sufrir o no saben lo que quieren en su vida. Este mundo está muy insensibilizado. Y eso... Eso es muy duro, Clara. Es algo que siempre me ha entristecido... Yo... Pienso en qué será de mí en unos años... Y... Sea cuál sea el camino en este mundo tan líquido, solo veo un futuro contigo... Y por lo tanto ya no pienso en qué será de «mí» sino en qué será de «NOSOTRAS». Si Dios unió nuestros caminos, no es porque sí, Clara. Tú y yo somos la una para la otra. Siempre lo hemos sido. Aunque nuestros caminos no se hubieran unido, lo seguiríamos siendo igual. Y si no se hubieran unido en esta vida, quizás en otra... ¿Has oído hablar alguna vez de las almas gemelas, Clara? –me dice, con los ojos cada vez más llorosos.
–Las almas más nobles, puras y sensibles, como tú, como yo quizás, pero sobre todo como tú, Carlota, tenemos que mantenernos en pie en este mundo cada vez más en ruinas. Ya cuando te conocí supe que eras de esas pocas personas por las que merece la pena luchar y, si hace falta, arriesgar. Mi vida se reducía a trabajar, estudiar, soledad, melancolía y sensación de no acabar de encajar con el mundo hasta que llegaste tú, Carlota... Durante los primeros días de conocernos, aquellos ...