Bodas de oro
Fecha: 27/09/2023,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Tita, Fuente: CuentoRelatos
El mes pasado Saúl y yo cumplimos 50 años de casados. Mi esposo me preguntó a principio de mes, una mañana que despertó aún con los efectos del Viagra, con la verga bien parada y poniéndola frente a mi cara, que quería que hiciéramos en nuestro aniversario para festejarlo.
–¿De verdad me complacerías? – le pregunté viéndole a la cara y lamiendo su glande.
–Sí, mi Nena puta, pide lo que quieras –contestó abriendo mis labios con la punta de su pene y le di una mamada acariciando sus testículos.
–Quiero hacer el amor con todos mis machos juntos, obviamente incluyéndote –dije al sacarme la verga, que le había crecido enorme mientras se la mamaba.
–¡Pide algo factible, Nena! Dos ya murieron, otros dos viven muy lejos, estoy dispuesto a pagar el boleto de avión de ida y vuelta, aunque me salga algo caro satisfacer tu deseo, pero no sabemos si puedan complacerte ese día –contestó con el miembro decreciendo rápidamente de volumen.
–Eso ya será decisión de ellos, tú no te preocupes –. Pero para ser justos, también pueden estar Marisa, Regina, Blanca… –me interrumpió abruptamente sin terminar de mencionar a sus antiguas amantes.
–¡A ellas déjalas aparte! No las metas en esto, porque tú quieres una orgía y no estoy dispuesto a mezclarlas en esto –dijo terminantemente–. Quiero que tú seas feliz, lo mío es otro asunto.
–Bueno, déjame preparar la reunión. Verás que sí puedo lograrlo –contesté metiéndome otra vez su pito en la boca y comenzamos con “el ...
... matutino”…
Quince días antes, Eduardo, mi compadre y segundo amante, quien también estuvo en la boda, me había preguntado qué deseábamos como regalo de bodas de oro. En ese momento me sorprendió con la pregunta ya que aún no salía de mi vagina su miembro exangüe y empezaba a escurrirme su semen en mis piernas.
“Tenerlos así a todos juntos, uno tras otro, mientras los demás miran”, le contesté en un arrebato de amor, apretándole la verga con la vagina. “Concedido… de mi parte”, exclamó Eduardo cerrando los ojos placenteramente y me dio un riquísimo beso.
–¿Así vas a convencer a mis socios y a mi compadre? –me dijo al terminar de besarme.
Al descansar, lo puse al tanto de los problemas que había para sus socios: dos muertos y los otros dos casados y viviendo lejos, sin muchas opciones de venir en vacaciones decembrinas sin sus esposas, además del gasto que les ocasionaría y que no me parecía justo. Me preguntó a qué se dedicaban quienes estaban vivos y dónde vivían. Le platiqué de Pablo y Othón y cuándo nos habíamos visto por última vez.
–A Othón será fácil hacerlo venir, digo, a la CDMX, porque en ti es seguro que sí –dijo acariciándome una teta–. Necesito más información de Pablo para ofrecerle un buen pretexto de publicación.
–Él está fuera del circuito cultural, es ingeniero muy reconocido, incluso Saúl lo admira. Ocupa algo de su tiempo libre ayudando a preparar alumnos que concursan en las olimpiadas de Matemáticas, Física y Astronomía; él es feliz con los alumnos. Los ...