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Probando frutas maduras y ajenas (4)
Fecha: 29/09/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos
Aunque Goya fue la segunda del departamento a quien me cogí, la dejé al final, pues quedé enamorado de ella desde que la conocí. Al inicio platiqué cómo surgió mi deseo por ella y la manera en que hizo resonancia en su actuación. Habían pasado ya tres meses de la reunión navideña, donde Goya me llevó hacia la cocina para besarnos y manosearnos allí, a sabiendas que su esposo nos vería desde una ventana en la habitación del segundo piso. Después de mamarle un pezón, ella apagó la luz diciendo “Que mi marido vea que yo también puedo ponerle cuernos” y dejó que su marido imaginara más sobre lo que pasaba en la oscuridad de la cocina, pero volvimos a la reunión. Esto lo hizo por darse gusto ella, por darme a mí una probada de las hermosas chiches que yo admiraba y, también, por darle celos al puto cogelón de su marido, quien “cogía riquísimo”, según le constaba a la puta secretaria Chela, quien ya se lo había tirado varias veces. Goya y yo, continuamos con los besos, los abrazos y las caricias furtivas en la oficina, las pocas veces que teníamos oportunidad. Pasaron tres meses y tuvimos una reunión de trabajo foránea en el centro de convenciones de Oaxtepec. Nuestros cuartos quedaron cercanos y los de mis compañeros muy alejados de nosotros, pero cercanos al bar. “Este viaje será de muy poco trabajo, pero de mucho placer durante tres días y dos noches, de viernes a domingo”, nos indicó Goya, “pues hemos tenido desempeño sobresaliente en la dirección y es una forma de ...
... premiarnos por ello, incluso a Chela se le permitió ir acompañada por su esposo”. Goya, Carmen y yo hicimos el trayecto en mi auto, los demás en autobús. “El placer será máximo para nosotros dos”, me dijo acariciando mi pene sobre el pantalón. Carmen hacía como que no oía e iba viendo el paisaje o fingiendo dormitar en el asiento trasero. Al llegar, sin que Carmen se inmutara, paseamos abrazados mientras esperábamos que llegara el autobús para ir en grupo a las oficinas donde nos indicarían las instrucciones del uso del salón, horario de alimentación y los cuartos asignados. Trabajamos muy poco, revisando y alineando las metas y Goya asignó como tarea llevar un boceto de cronograma para el día siguiente. Después de la comida, había tarde libre para nadar en las albercas o tumbarse al sol. Goya anduvo con un biquini que le cubría apenas los pezones de sus hermosas tetas, aunque la parte inferior contrastaba pues cubría muy bien el vello púbico; el biquini de Chela hacía que todos los hombres del balneario la voltearan a ver, y se había rasurado los vellos del pubis para que no se le salieran; pero Carmen, sin biquini, usó una playera y un short que al salir mojada de la alberca hacían que se me parara la verga. “¿Te gusta Carmen, verdad…?”, me dijo Goya sonriendo al notar mi erección imposible de ocultar, “Ya habrá oportunidad algún día…”, remató crípticamente, manteniendo su sonrisa donde resaltaba el pequeño lunar junto a su labio superior, del lado derecho. “Esta vez, me ...