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Probando frutas maduras y ajenas (4)
Fecha: 29/09/2023, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Ber, Fuente: CuentoRelatos
... oquedad. –¿Quieres venirte? –preguntó moviéndose con mayor celeridad. –Sí, pero quiero hacerlo cogiéndote como perrito –le dije dándole un beso en la frente. –¿Me quieres abotonar para arrastrarme por todo el cuarto? ¡Eres muy puto! –exclamó separándose de mí para ponerse sobre las cuatro extremidades. –Ojalá fuera posible traerte así, te llevaría arrastrando hasta la alberca, frente a todos –dije y Goya soltó un rosario de pequeñas carcajadas. –¡Ja, ja, ja, ya me imagino! Ven, vamos a intentarlo me dijo moviendo su grupa frente a mi cara. En lugar de metérsela, me puse a abrevar los jugos que escurrían de su panocha. También lamí lo que en sus piernas había escurrido, luego fui a sus nalgas y las besé tiernamente, las cubrí de caricias cuando mi lengua se incrustó en su ano. ¡Ella se estremeció!, queriéndose alejar, pero la detuve por sus caderas y continué dándole lengua en el ojete. Sus gemidos fueron cada vez más fuertes y volvimos a escuchar quejidos del otro lado de la pared… Carmen seguía atentamente nuestra plática (¿quizá con el oído pegado a la pared o con un vaso para amplificar el sonido?, no sé, pero sí se escuchaban sus gemidos, señal de que se estaba masturbando) y nosotros sonreíamos al imaginarla caliente. Bajé mi lengua por el periné para volver a lamer su pucha. Mi ápice lingual hizo el recorrido en sentido inverso y volví a tratar de introducirla en el culo; ¡otro respingo de Goya y otro sonoro quejido de placer! –¿Ya te la metió tu ...
... marido por aquí? –le pregunté y lamí su ano con mayor intensidad. –¡Ah, ah, ah! No. Sí lo intentó, pero me causó dolor y ya no lo dejé –contestó–. Pero si a ti se te antoja, hazlo… –dijo sumisamente. –En la noche lo haremos. Sí duele, pero sólo al principio, después se te vuelve una adicción, como las chupadas de panocha –afirmé. –¡Ya cógeme, como quieras, pero métemelo! –gritó y con ese volumen seguramente Carmen volvió a escuchar con atención. Jugué un poco con mi glande recorriendo sus labios interiores y su clítoris para que estuviera más receptiva. La tomé de las caderas y se la metí completa de un solo movimiento. mis huevos rebotaron en sus labios y me moví aumentando cada vez más el ritmo. En el espejo miraba cómo se balanceaban sus tetas al ritmo que le ordenaba el de mi verga. La tomé de las chiches y seguí cogiéndomela. Sus gritos se intensificaron, al igual que sus orgasmos y yo también grité al desbordarme dentro de Goya quien se quedó quieta soportando mi peso, el espejo la reflejó sonriente. Seguramente también hubo un aullido simultáneo en el cuarto contiguo y por eso no lo escuchamos, sólo oímos un golpe similar al que provoca un cuerpo al dejarse caer en la cama… Al término de la reunión de trabajo, que fue breve, escuché que Goya le preguntó a Carmen “¿Te dejamos dormir anoche?” Carmen sonrió de oreja a oreja y contestó “Creo que dormí el mismo tiempo que ustedes. Además, tuve unos deliciosos sueños húmedos”. “Ya se te cumplirán, él te trae ...