1. Diario de un Prisionero III: la calma antes de la tormenta


    Fecha: 11/10/2018, Categorías: Incesto Autor: Anderson, Fuente: CuentoRelatos

    Diario de un Prisionero III: la calma antes de la tormenta
    
    A San José, 10 de abril
    
    Mi amado Andrés,
    
    Hoy ha sido un día feliz, ayer hablamos por teléfono, como todas las noches, y me hiciste una proposición… me pediste hablar con nuestros padres. Me dejaste frío, es la verdad, vale, que te amo, que haría cualquier cosa por ti, pero vamos un poco rápido, ¿no? Bueno, realmente no me importa, si por mí fuera, iría a velocidad luz contigo. Lo planeamos así: tus padres vinieron a mi casa y obligué a mis padres a volver temprano, así lo decíamos una vez y listo. Cuando los seis estuvieron sentados en la sala (accediste a que estuvieran también Sergio y la nana), les dijimos a nuestros a nuestros padres que los habíamos reunido porque queríamos presentarlos, ya que eran consuegros. Jajaja todavía recuerdo sus caras, se quedaron estupefactos, la primera que reaccionó fue la nana, claro, se abalanzó sobre mí y me dio un beso y me dijo que ya se imaginaba ella que estaba con alguien y que nos deseaba que fuéramos felices, papá se quedó en blanco, no supe cómo se lo había tomado porque simplemente soltó un “ah, vale” casi imperceptible; tus padres reaccionaron de manera diversa, tu madre nos abrazó, pero tu padre dijo que a él eso no le parecía correcto, que nos respetaba, pero que no lo aprobaba; mamá ya fue otra historia: sacó su móvil y se puso mandar SMS. No lo entendí y no quise preguntar… Después cenamos, y, aunque la escena estaba un poco tensa, sobre todo por mi padre ...
    ... y el tuyo, pronto la cosa se relajó y comimos como grandes amigos. El chofer fue a dejaros a ti y a tus padres y entonces me quedé solo con mis padres; la nana y Sergio prudentemente se evaporaron de la sala, y papá me sorprendió, no había dicho nada, según dijo, porque no creía poder contenerse en su aura de hombre frío e insensible que le gusta transmitir para impresionar, pero que estaba feliz por nosotros y que lo que necesitáramos, lo pidiéramos; después hizo algo que no me lo esperaba porque nunca en mi vida lo había hecho: me dio un abrazo y un beso en la frente. Una vez que se hubo asegurado que entendí que me ama, me dijo que iba a evitar que ese cariñoso desliz se repitiera, al menos en público. En ese momento mamá dejó el móvil y me dijo que ella también me amaba (aunque no hubo “desliz” de su parte) y que no había dicho nada porque estaba muy ocupada contándole a todo el mundo que su niño por fin tenía pareja y estaba feliz.
    
    Cuando dejamos de hablar, me subí a mi habitación y te llamé para ver qué tal te fue. Me contestaste a la quinceava llamada, estabas llorando y me pediste perdón por no contestar antes, pero estabas con tus padres, tu madre se mantuvo en aceptarte cómo eres y apoyarte, pero tu padre… ¡tu padre gritó tanto que los vecinos llamaron la policía! No lo podía creer, ¿quién se ha creído ese hijueputa para tratarte así? Explicó cómo pudo y quiso la situación a la policía y volvió a entrar dando un portazo, me contaste, que por poco hace la puerta ...
«1234...10»