1. Diario de un Prisionero III: la calma antes de la tormenta


    Fecha: 11/10/2018, Categorías: Incesto Autor: Anderson, Fuente: CuentoRelatos

    ... tus tetillas jugando con mi lengua un buen tiempo sin dejar de pajearte; gemías y tomabas saliva con necesidad, la luz de la fogata reflejada en la capa de sudor de tu cuerpo te sentaba excelente.
    
    Bajé por tu abdomen hasta donde los músculos de tus caderas se abren en V apoye mis manos a tus piernas, rocé tu glande con mis labios antes de ingresarlo poco a poco aún no era experto pero te gustaba, o eso me hacías sentir, lamí el tronco mientras te pajeaba, me detuve un momento así hasta que levante tus piernas y las apreté a tu pecho dejando tu culito a merced de mi boca, mordí tus nalgas, busqué tu ano, reseguí con mi lengua sus pliegues depositando saliva en cada movimiento; ‘Pablo, yo… yo no he hecho en amor donde tú sabes, o sea el…’ no dejé que continuaras te besé y busqué la punta de mi miembro y la deje descansar en tu ano, para luego ejercer un poco de presión apretaste los dientes pero siempre dispuesto a seguirme besando. ‘Mírame, Andrés, no te haría daño’ acariciando tu mejilla en aquella confesión apreté un poco más la entrada, teniendo el glande en tu interior el tronco fue entrando a medida que tu cuerpo se relajaba, le dejé estar un momento en tu interior.
    
    Tus manos se apretaron en mi espalda, besé tus mejillas y te contemplé un instante, la saqué despacio sentí como tu cadera se contrajo y sin tenerla toda afuera la volví a insertar, era fantástico sentir como tu esfínter me apretaba a cada intento, la intensidad aumentó, ya mi cadera chocaba de golpe ...
    ... con tu culito, en un desenfreno animal de mete y saca, tu cuerpo teñido de rojo con tu cabello pegado a tu frente. Te amaba, tomé tu pene y comencé a pajearlo, en unos instantes retomó su tamaño y el pre seminal volvía a untar mi mano todo era perfecto.
    
    ‘Andrés’ paré mi movimiento y la saqué de tu interior, me tiré a un costado y respiré, me besaste, acariciaste mi pecho con dulzura, casi timidez; apretaste un poco mi cuerpo y me pediste que me colocara de espaldas le besaste cada disco a mi columna hasta encontrar mi culo, lo elevaste un poco mordiste cada nalga, y con tus manos te abriste paso, sentí tu lengua en mi ano un buen tiempo simulando lo que había hecho, cuando deje de sentir tu calor te levantaste y me la insertaste poco a poco y como yo no tenía tu boca apreté el pasto con fuerza; ya adentro me bombeaste una y otra vez. Sentía mi abdomen a punto de explotar.
    
    Sacaste tu pene, me gire y te pajeaste un instante frente a mis ojos para luego tumbarte a mi costado, nos mirábamos a los ojos mientras nuestras manos acariciaban el pecho del otro, bajaban por nuestro abdomen y cada cual se ubicaba en el miembro de su amado. Tu respiración se aceleró un tanto menos que la mía, tus dedos me tenían en el cielo con la intensidad que le propinabas a los movimientos.
    
    La presión se abrió paso y me corrí, la lefa cubrió tu mano y mi abdomen, gemí de placer sonreíste apretando tus dientes y te corriste en varios trallazos; miré tu abdomen y subí hasta encontrar tus ojos, la ...
«12...678...»