Soy Alejandra y me llenaron toda
Fecha: 10/10/2023,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... estaba al tanto y me hacía la pierna para eso.
Mi vía de escape también eran las redes, tenía muchas invitaciones a salir, y propuestas de todo tipo. Venía hablando asiduamente con dos o tres hombres, pero sin otro tipo de contacto que esos mensajes y fotos.
Llegó un momento que se me puso muy difícil seguir y me separé, me fui de mi casa con la esperanza que mi amante me siga, pero él siguió con su vida. Yo estaba enojada con él y con el mundo, “me jugué por vos”, le decía a Marcelo, pero nunca quiso dejar a su familia.
En esos momentos tenía 40 y estaba muy bien físicamente y realmente bonita, o eso era lo que me decían los hombres en la calle.
Decidí no perder más tiempo ni con mi marido, que me llamaba todos los días pidiéndome volver, ni con mi amante, que no estaba convencido de dejar todo por mí.
Así que empecé a salir con amigas a bares y reuniones. Tuve un par de salidas con hombres que conocí así, por redes, pero nada importante, sólo sexo.
En marzo y un año antes que empiece la pandemia vino a visitarme Belén, mi hermana de Neuquen, y en su corta estadía estuvimos siempre juntas.
Así fue que un día fuimos con mi hermana y otra amiga a un bar en Pilar en el que a determinada hora levantan las mesas y se arma el baile.
Nos produjimos bastante para salir, bastante me refiero a provocativas, me había puesto una minifalda muy corta y una camisa suelta y holgada, el corpiño era de gasa y dejaba traslucir bastante mis tetas y sus formas, mi amiga ...
... estaba casi igual pero tenía una musculosa y no llevaba corpiño, así que con cada movimiento que hacía, se asomaban los pezones. Belén en cambio, estaba mucho más recatada. El lugar estaba bueno, bastante gente. Unos chicos nos ofrecieron parte de sus mesas así que aceptamos y pedimos cerveza, había algunas opciones de comida, las tres pedimos lo mismo, una entrada de tacos, luego pollo con ensalada y un postre, que lo cambiamos por cerveza. Ya en la previa había muchas miradas y charlas con otras mesas de hombres. Tres mujeres solas y lindas no pasaban desapercibidas. También creo que teníamos un cartel que decía “estamos libres y podemos coger”.
Yo me divertía con los comentarios que nos hacían, pero una de las mesas en las que había cinco hombres, y digo hombres aunque yo les llevaba como diez años, andarían por los treinta, había dos que eran bastante lanzados. Uno de ellos me dijo en un momento, “vos hoy no te me escapas”. Yo le sonreí y le dije, “vamos a ver quien caza a quien”.
Ya habíamos tomado por demás, varias cervezas, me daba cuenta que me reía por cualquier cosa y me había desabrochado un botón de la camisa para mostrar mis lolas. Mi amiga, Inés, mucho más decidida que yo me dice, “el de camisa azul, medio rubio, lo ves?”.
“Donde?”, le pregunto, pensando que estaba en la misma mesa que estos chicos.
“Al lado de la ventana”, me dice.
“Ah, si, lindo. Y que pasa?”, le digo.
“En un rato me lo garcho, jaja”, me dice.
Mi hermana no podía creer lo ...