1. La mamá de Joaquín, Cap 2


    Fecha: 11/10/2023, Categorías: Hetero Autor: dickson33, Fuente: RelatosEróticos

    ... los anteojos de sol todavía puestos, había visto que detrás de su bragueta había un bulto demasiado grande. Mientras acababa, me metí los mismos dedos que había enterrado en mi sexo, en mi boca hecha agua, saboreando mis propios fluidos.
    
    Pero sólo eran fantasías. Tenía en claro que nunca engañaría a mi marido. Menos ahora que está pasando su peor momento. Y mucho menos con un adolescente que había golpeado a mi hijo.
    
    Nunca haría eso.
    
    Pitu
    
    El cheto sabe que por algo no lo molesto más. No es tan boludo como parece. Yo me hago el gil, corte que como la otra vez se me paró de mano, se había ganado mi respeto. Pero tampoco la pavada. Estas cosas hay que hacerlas bien para que todo salga piola. A veces lo bardeo frente a los pibes. Le sigo diciendo chetito. Me rio cuando él habla en clase. Boludeces. Pero ya no me zarpo. O sea, quiero que se note que la cosa empieza a estar todo bien conmigo, pero de a poco.
    
    A su mamita no me la puedo sacar de la cabeza. No pude averiguar ni como se llama, y ese misterio me pone todavía más loco. Sueño todos los días con ese culo macizo, con esas gambas hermosas, con su carita de piel suave como bebé, y ojos azules. Sueño con cogérmela por todos lados y llenarla toda con mi leche.
    
    Muchas veces me desperté recontra al palo, y el calzoncillo lleno de semen. Nunca antes había acabado mientras dormía, pero desde que la conozco a la mamá de Joaquín, amanezco casi todos los días enchastrado.
    
    El otro día lo mandé al Brian y a Leo a ...
    ... que averigüen donde vive el cheto. No me consiguieron la dirección, pero me dijeron que vive cerca de la plaza de Catán.
    
    El sábado agarré la bici y me fui para allá. Empecé a dar vueltas por ese barrio. Algunos me empezaban a mirar raro. Corte que era un chorro. Esos giles cagan más alto que su culo. Se piensan que porque tienen un poquito más que los demás, son mejores que uno. Si me hubiesen agarrado en otro momento, hubiese repartido un par de piñas. Pero no les di cabida. Yo sólo estaba ahí para cruzarme “de casualidad” con la mamá de Joaquín.
    
    Tuve tanta mala suerte, que en vez de cruzarme con ella, me crucé con el cheto.
    
    Salía de comprar del supermercado “Delbanco” que está sobre la ruta. Ese supermercado está re piola, es regrande, siempre está limpio, y tiene un par de cajeras con una pinta de putonas bárbaras. Pero venden las cosas muy caras.
    
    Joaquín llevaba unas bolsas en las manos. lo habían mandado a hacer los mandados al nene.
    
    —¿Qué hacés acá? — me dijo el maleducado, sin saludar.
    
    — Eh qué onda chetito ¿Te tengo que pedir permiso a vos para andar por Catán? —ME quedé sobre la vereda, arriba de la bici, al lado de él.
    
    —No, ni ahí, sólo te lo preguntaba porque me llamó la atención verte acá. — dijo.
    
    Se lo notaba nervioso, pero el pibe ya no me bajaba la mirada. Me empezaba a caer bien el wacho.
    
    —“Me llamó la atención verte” —repetí sus palabras, burlón. —¿Así hablan los chetos de tu barrio?
    
    —Le tengo que llevar esto a mi vieja. Nos vemos ...
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