1. Elena y el bañista


    Fecha: 12/10/2018, Categorías: Anal Autor: zuppo, Fuente: CuentoRelatos

    ... brotaban. Aquella noche el deseo la visitó por primera vez.
    
    Y así estaba ahora, tumbada mirando ensimismada al desconocido, apoyada sobre el codo, con la palma de la mano bajo su pecho y apretando los muslos, cuando un puñado le arena le saltó a la cara. Su otro hijo peleaba con su hermano mayor por la bolsa de patatas sin importarle haberla salpicado. Sentándose trató de poner paz entre los hijos. Finalmente el pequeño consiguió arrebatarle el paquete y salir corriendo con él. El hermano mayor, demasiado gordo y perezoso para seguirle, se tumbó boca abajo gruñendo su frustración.
    
    Aquella noche lejana, Elena se durmió con su primer orgasmo y amaneció con su primera regla. El verano fue un largo sestear de días, que parecían no acabar nunca, ansiosa por volver encontrarle de nuevo en el inicio del curso. Consumiéndose de melancolías durante el día y alimentándose de deseo en las noches.
    
    Quería volver a contemplarle pero no podía, con su hijo al lado mirando en la misma dirección se perdía la intimidad. Necesitaba verle. Busco dentro de la bolsa el espejo de maquillaje pero no estaba, entonces vio el móvil. Se tumbó boca arriba, puso la cámara frontal y así pudo observarle en el teléfono. El sol y la excitación la bañaron en sudores mientras miraba como él sacaba un bloc y un bolígrafo. Ella imaginó que estaría apuntándole su número de teléfono para hacérselo llegar de una manera discreta. El hijo rebusco entre la cesta, buscando comida, encontró los ...
    ... bocadillos.
    
    Llegaron el marido y el otro hijo buscando algo de dinero, habían decidido alquilar un patín de playa. Elena les dio el dinero pero rehusó ir con ellos, pero ante la insistencia de sus hijos, les acompañó.
    
    El bañista, cerró el bloc y se fue al agua.
    
    Los muchachos y el padre se subieron al patín pero a Elena le costaba encaramarse, por lo que finalmente desistió de acompañarles. El patín se alejó y Elena se adentró en el agua. Un agujero en la arena le hizo perder pie asustándose, una mano la tomó por la cintura y atrayéndola la sujetó contra su cuerpo. Durante el breve pataleo de Elena, un muslo del hombre había quedado entre los suyos sosteniéndola. El nadó un poco hacia la orilla, llevándola pegada a él y la depositó donde ya se hacía pie.
    
    El patín seguía alejándose de la costa a la misma velocidad que de la cabeza de Elena.
    
    -Estás bien? Preguntó.
    
    -Sí, otra vez me has evitado pasar un mal rato -respondió ella
    
    -Otra vez...?
    
    En una circunstancia similar, se habría turbado, pero en su pregunta ella no se sintió requerida, sino cómoda y confiada.
    
    -Has estado muy oportuno y amable, gracias!
    
    -Sabes nadar?
    
    -Sí, pero me da miedo, como pudiste ver.
    
    -Te animas a nadar un poco? yo te ayudo
    
    Elena miró hacia la barca, que seguía alejándose. Suavemente la cogió de la mano y la atrajo, echándose a nadar de espaldas sin soltarle la mano. Ella iba a su lado braceando de frente y apoyada en su mano. Cuando el agua les cubría se detuvieron, ella insegura se ...
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